martes, 11 de febrero de 2014

Padece maestra universitaria influenza AH1N

A prueba sistema de salud por la gravedad del padecimiento
Por Silvia Núñez Esquer / Dossier Politico
Dia de publicación: 2014-02-10 

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Hermosillo, Sonora, 10 de febrero 2014.- Originaria de Toluca, Estado de México, Gabriela Garatachía Colin, recientemente se debatió entre la vida y la muerte a causa de una neumonía atípica que la atacó, motivo por el que fue internada de urgencia en el Hospital general del Estado de Sonora.

La maestra universitaria que radica en Hermosillo desde hace veinte años, ingresó al hospital general muy grave de salud. En los diez días que lleva atendida en el área de terapia intensiva conectada a un respirador y en coma inducido, no se ha percatado de todo lo que han pasado sus familiares más cercanas, su madre Anatalia Guadalupe Colin, y su hermana Dulce Cristina Garatachía Colin. 

Su problema de salud empezó como muchos otros, con una aparente gripa que trató de curar con reposo. Ante la persistencia acudió al Hospital general en donde le dijeron que tenía todo el cuadro de influenza, pero que no estaba grave por lo que debía cuidarse e ir a reposar en su casa y tomar el medicamento Tamiflú, para que si al correr de los días sus exámenes resultaban positivos al virus de la influenza AH1N1, estuviera protegida. 

La advertencia fue que las molestias continuarían mientras pasaba el virus, pero que si experimentaba cambios drásticos en la temperatura, como el aumento súbito cada tres horas, sin que una sola pastilla de paracetamol se la controlara, era el signo de alarma por el que debería ir de urgencia al hospital. 

Pasaron unos días y el cuadro previsto se cumplió, pero la paciente seguía sintiéndose mal, sobre todo cuando venían los accesos de tos seca, pues el dolor y el malestar eran intensos. Sólo inmóvil y acostada boca arriba paraba la tos, así que junto con sus familiares decidió consultar a otro médico, en este caso particular. En la segunda ocasión y por comodidad para ella, el médico la visitó en su casa, desestimando los síntomas y recetando erróneamente antibióticos y antigripales. 

Desde luego que al consumir jarabe para la tos, indicado para tomarse como máximo cada ocho horas, pero recomendado por él como ingerible hasta en un mínimo de dos horas de diferencia en cada toma, Gabriela empezó a permanecer dormida y sólo cuando le preguntaban ¿cómo te sientes? Lograba pronunciar con dificultad: “muy mal”.

Ante el cuadro que su hermana se encontró al regresar de su trabajo el miércoles 29 de enero por la noche, y al corroborar que Gabriela se encontraba en estado crítico con todos los signos de alarma que advirtieron en el hospital general, corrió a llevarla al mismo, en donde la ingresaron por urgencias, a la sala de terapia intensiva. 

El diagnóstico: neumonía atípica, con posible cuadro de influenza AH1N1. La única forma de mantenerla sin movimiento para que pudiera recibir el tratamiento y la ayuda artificial para respirar, dada la situación de sus pulmones, era dormirla, inducirla al coma e instalarle un tubo para que estuviera conectada a un respirador.  Su condición era grave, y el pronóstico reservado. 

Este relato del camino que siguió Gabriela Garatachía para llegar al estado crítico en que ingresó al hospital general, sirve para describir la ignorancia que aún persiste en trabajadores de la salud, con respecto a la influenza AH1N1, a pesar de que es el tipo que produce más muertes. Esto también nos ilustra cómo no sólo son los propios pacientes quienes se “automedican”, sino que en ocasiones sólo siguen las instrucciones de la persona en quien deberían poder confiar ciegamente: el médico. 

La estancia de Gabriela en el hospital, quien a diez días de tratamiento continúa inconsciente, ha sido aleccionadora en muchos sentidos. En primer lugar nos percatamos de que a la sala de urgencias el motivo más recurrente por lo que acuden en estos días los pacientes es por neumonía, y el apellido es “con posible cuadro de influenza”. Conforme pasan los días, las familias de los pacientes internados se hacen una sola, se platican sobre los avances o retrocesos de sus parientes.

Sin dormir, a veces sin comer o sin poderse ir a bañar, por tener su residencia fuera de Hermosillo, hijas, hijos, madres, hermanas se van a vivir a la sala de urgencias para estar pendiente de cualquier información que pueda generarse, o por si su familiar requiere algún medicamento y hay que proporcionarlo al hospital.
Esas necesidades compartidas en las largas charlas que sirven como grupo de auto ayuda nos llevan a otro descubrimiento: la gente sí se muere por influenza AH1N1. Desde que Gabriela ingresó a terapia intensiva, varios pacientes han salido sin vida pues llegaron demasiado graves. 

Que el seguro popular es un fraude es otra de las enseñanzas, ya que en caso de neumonía e incluso de influenza AH1N1 comprobada, sólo cubre diez días de hospitalización,  algunos medicamentos y las radiografías. Exámenes extra, como tomografías de los pulmones, días extra de hospitalización, o artículos que en algunos casos son necesarios como sondas, catéter, pañales, y toda clase de complementos que requieran algunos pacientes, deben ser cubiertos por sus familiares, pues el seguro popular no los contempla. Se puede solicitar una prórroga, pero de principio, no lo asume. 

Un cálculo somero arroja un aproximado de cinco mil pesos diarios que se gastan en un tratamiento de esa naturaleza. Lo increíble es que en la sala de terapia intensiva el objetivo no es curar totalmente al paciente, sino salvarle la vida. A pesar de eso,  esa falacia de cobertura de salud, no contempla la mayoría de las necesidades.

Funerarias al acecho 

La presencia de vehículos de funerarias frente al hospital, en calidad de buitres, nos hace prever que alguno de los pacientes morirá pronto. Cuando entramos a la sala de urgencias y vemos el cuadro familiar convertido en un círculo de dolientes, nos confirma el dato “Dice el doctor que está muy mal, que ya no hay nada qué hacer”, son los avisos que transmiten por teléfono los familiares mientras dejan correr un poco de llanto por la próxima pérdida. Y eso ha ocurrido por lo menos tres veces en los diez días de Gabriela. 

Las cifras oficiales de hoy de la Secretaría de Salud, confirman 176 casos de influenza estacional en Sonora, de los cuales 128 son del tipo A H1N1, 29 del A H3N2, 17 del tipo B, y 2 del A no subtipificado.  

En los últimos días se reportaron tres fallecimientos nuevos: un masculino de 13 años de San Luis Río Colorado, un hombre de 57 años de Agua Prieta y un masculino de 40 años de Nogales. 

Mientras Gabriela permanece ausente nos está enseñando que existe la gravedad “grave”, y cuya diferencia con la otra, es la inestabilidad de los signos vitales. Cada veinticuatro horas que la paciente permanece estable, en el área de terapia intensiva se interpreta como avance. 

Ella encarna a la joven profesionista, es Licenciada en Administración Pública, reconocida como el promedio más alto de su generación. Estudiante de la Maestría en Políticas y Gestión del Desarrollo Social.  Profesora de (muy pocas) horas sueltas, por lo que no cuenta con servicio médico permanente. Contratada cada semestre, su estatus laboral es tan inestable como sus signos vitales el primer día de la urgencia médica que la aqueja. Sin la seguridad de ser de nuevo contratada, cada inicio de semestre debe “reportarse” para ver qué asignaturas quedaron disponibles después de la repartición entre las otras maestras, para asignárselas en caso de que cumpla el perfil requerido.

Esta aguerrida profesora a quien ya se le confirmó la presencia del virus de la influenza AH1N1, ha orientado su vida al activismo ciudadano por las causas sociales. La congruencia de su pensar con su actuar, la ha llevado a ganarse el respeto y cariño de sus alumnas de Trabajo Social, de la Universidad de Sonora, licenciatura en donde imparte algunas materias. 

Para poder seguir con su tratamiento requerirá más recursos, pues la recuperación será larga.  Por ello quienes deseen apoyar pueden hacerlo depositando algún donativo en la cuenta  Bancomer: 0184221400 a nombre de Dulce Cristina Garatachía Colín, y al Número de Tarjeta: 4152312228737760, para depósito en las tiendas OXXO. 
 
Publicado en : http://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=139239&relacion=dossierpolitico&categoria=12
 
 

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