jueves, 13 de febrero de 2014

Dolor, tragedia y abandono



Por Esteban Martínez Díaz / Dossier Politico
Dia de publicación: 2014-02-12

El cuadro relatado por Silvia Núñez Esquer en la edición de Dossier Político de ayer, estremece a cualquiera al conocer la ausencia de los Derechos Humanos a personas que han contado con altos estudios, especialmente en servicio médico que debe proporcionar el Estado a sus trabajadores académicos y en la categoría de servidores manuales, me dejó altamente impresionado.

Gabriela Garachía Colín, empleada por horas de la Universidad de Sonora, fue víctima de la influenza AH1N1, siendo atendida en estado muy grave en el Hospital General del Estado, con la necesidad de coma inducida, para serenar y controlar sus actividades orgánicas en el estado más duro de la enfermedad, atendida con base en el Seguro Popular con el que se presumió por las autoridades tener cubierta a la mayoría de los mexicanos.

Los gastos en este padecimiento son fuertes y conllevan a la necesidad de la ayuda pública, ya que, se informa  a los familiares, no hay suficientes recursos para atenderla y garantizar una atención completa, hasta su total recuperación…

Es claro, entonces, que la propaganda desplegada por el gobierno, tanto del estado como de la federación, de que han protegido al cien por ciento a los mexicanos de las consecuencias de enfermedades y otros males físicos endémicos y temporales, son mentiras piadosas divulgadas  con el fin de jalar votos.

La familia de la joven universitaria de escasos recursos, se encuentra en graves apuros. No tiene dinero para los gastos médicos, por lo que espera que la intervención del gobernador de Sonora substituya a la ayuda piadosa que está recibiendo de amigos y familiares. 

Se estima que los gastos son de cinco mil pesos diarios, y en el bien estructurado escrito de la reportera Núñez Esquer, se describe, en calificación bien entendida, que el flamante seguro popular es un fraude de alta dimensión, que puede costar la vida de los pacientes por falta de servicios de salud completos y eficientes.

En tanto, la Universidad de Sonora, orgullo de los sonorenses, se cierra en un servicio médico incompleto a sus trabajadores y familiares, mientras engola la voz cuando anuncia beneficios extraordinarios en este campo.

Los señores legisladores del Congreso local deben tomar este asunto. Establecer un buen presupuesto para la Unisón, para que sus maestros perciban salarios justos y que los servicios médico hospitalarios no sean una esperanza inalcanzable.

Las autoridades han dedicado su tiempo a dar pan y circo a los sonorenses. Espectáculos, brillo, luz y diversión en instalaciones extraordinarias, con gastos de miles de millones de pesos, retribuidos con dinero del mismo pueblo que, a su vez, vive en condiciones de triste pobreza, sin el apoyo de los poderosos que existen en marginación absoluta del dolor, de la enfermedad, la ignorancia y del triste final sin esperanza.

Gabriela Garatachía Colín sigue inconsciente. La conciencia de los sonorenses debe despertar para que viva. No se puede perder la vida de una muchacha universitaria que el saber recibido lo está arrojando a las mentes ansiosas de los jóvenes de hoy, dotándola, para mejor cumplimiento de sus deberes con una plaza de tiempo completo en la Unisón que tiene la obligación de protegerla. 

Es Licenciada en Administración Pública con el promedio más alto de su generación. Estudiante de la Maestría en Políticas y Gestión de Desarrollo Social, además es contratada  cada semestre con pocas horas que la colocan fuera del derecho a servicio médico. Merece la oportunidad de servir. Se ha preparado. Un abrazo para ella y para la perceptiva periodista que transmitió el caso a la opinión pública… 

Correo electrónico: esteban.emartinez@gmail.com

México, D. F., miércoles 12 de febrero del 2014

Publicado en dossierpolitico: 
http://www.dossierpolitico.com/vercolumnas.php?artid=139317&relacion=dossierpolitico&mas=292

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