martes, 27 de noviembre de 2012

Calderón y su deuda con las mujeres

Artículo

Feminicidios y retroceso en derechos crecieron en su sexenio
Sonora baja niveles de combate a la muerte materna
Silvia Núñez Esquer

Felipe Calderón evidenció su postura de desacuerdo ante el avance de las mujeres desde el principio de su gestión. No sólo fue el presidente responsable de mayor cantidad de muertos en tiempos “de paz”, sino que aprovechó su mandato para hacer todo lo posible para que los derechos de las mujeres se estancaran y más aún, dieran reversa.

El feminicidio en todo el país con más de cuatro mil casos documentados en los seis años en que gobernó México, son una de la muestras del desinterés por la vida de las mujeres.  Su influencia en la política de salud nacional permeó a todas las entidades que gobernadas por panistas, o por priístas conservadores, colaboraron gustosos para una política pública oscurantista que mermó el avance en la autonomía de las mujeres.

La violencia generalizada, crecida por la guerra que sigue negando, ha sido cruenta para las mujeres que pierden la vida invisibilizadas al pasarlas a la lista de “víctimas colaterales”, cuando en realidad son las muertas de la discriminación de género.

Esto llevó a Florinda Riquer a la conclusión de que una mujer de 20 a 24 años radicada en el noreste de México tiene un riesgo 39 veces mayor de morir por homicidio, que una mujer de la misma edad de la zona centro del país. Según la coordinadora del “Estudio nacional sobre los orígenes de la violencia contra las mujeres”, e  investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, en el noreste una mujer de 55 a 59 años de edad tiene un riesgo 91 veces mayor de morir por homicidio, que una mujer de esa misma edad de la zona centro.

En el Estado de Sonora, se cuenta con la Ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia desde 2007, pero a cinco años de publicada, aún no ha sido armonizado el Código penal para tipificar el feminicidio como delito autónomo. A pesar de los intentos de las organizaciones sociales para impulsar ante el Congreso del Estado que incluya el feminicidio entre los delitos penales, con su debido protocolo de investigación, ha sido imposible su concreción. 

Pero sin duda por lo que las sonorenses y otras mujeres de 16 estados más lo recordaremos es por la estrategia de los grupos conservadores apoyados por Calderón que lograron las reformas a las constituciones estatales para proteger al óvulo fertilizado, confiriéndole derechos de persona por sobre los derechos de la mujer que lo tenga en su útero. Es decir, en el sexenio de Calderón se dio un paso atrás en el avance de derechos sexuales y reproductivos al propiciar un ambiente de linchamiento para las mujeres que abortan espontánea o voluntariamente, el cual no existía antes de las reformas.

Otro rubro que Calderón dejará peor que nunca es el incremento en el embarazo en adolescentes. Su política de negación de educación sexual científica, integral, y sin prejuicios, llevó a que en Sonora los embarazos en mujeres adolescentes crecieran en 39% de 2005 a 2010. Como resultado, la muerte materna también se ha incrementado, colocando a Sonora en el penúltimo nivel de los 4 que ubica el Observatorio de Mortalidad Materna, para determinar la distancia en que se encuentran los estados de la República de cumplir el Objetivo 5 del desarrollo del milenio. 

Según los datos del Observatorio de Mortalidad Materna en México, Sonora llevó una tendencia descendente en el cumplimiento de metas a partir del 2006, teniendo un pequeño repunte en 2009, para volver a decaer en 2010, lo que augura pocas posibilidades de reducir en 75% la muerte materna entre 1990 y 2015, como lo establece la Meta 5-A. 

Tampoco podrá lograr para el 2015, el acceso universal a la salud reproductiva, de acuerdo a la Meta 5-B pues en lugar de acercarse, se aleja cada vez más, dado que no ha implementado políticas públicas al respecto. 

Pero sin duda el truene que evidenció la decadencia transversal de todo el sistema de seguridad social fue el caso de la Guardería ABC, ocurrido el 5 de junio de 2009 en Hermosillo, en el que murieron 49 niñas y niños, mientras sus madres trabajaban. 

La exhibición de los acuerdos basados en la corrupción, amiguismo, impunidad, y negligencia del caso,  se agregó a un pésimo tratamiento del incidente, maltrato a los afectados, encubrimiento de los responsables, cinismo al externar opiniones, y como corolario, dilación en el deber de publicar la Ley General de Prestación de Servicios de Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil, y su reglamento, impulsados por madres y padres organizados a partir de la tragedia.

Felipe Calderón hubiera querido recibir en Nueva York el inesperado premio a su sistema de guarderías Sedesol. Su más grande proyecto de auto empleo para mujeres, pero el más evidente retroceso en el avance en la educación inicial, pues sustituyó los Centros de Desarrollo Infantil impulsados por el movimiento de mujeres, por casas habitación en donde “cuidan” niños en el barrio. 

Pero el casi ex presidente no pudo acudir al homenaje. Los afectados por el incendio en la Guardería ABC protestaron indignados en varios puntos del país, exigiendo a la ONU que no otorgara el premio, pues era una burla para quienes perdieron a sus hijos el 5 de junio hace tres años. 

La frase de entonces de los manifestantes en relación al premio de la ONU es aplicable para todo su gobierno. Sin duda, por los más de 65 mil muertos de la guerra, por las más de 4 mil víctimas de feminicidio, y por las 49 niñas y niños fallecidos en la Guardería ABC, el sexenio de Calderón está y estará en las páginas de la Historia manchado de sangre. 



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