sábado, 6 de octubre de 2012

De qué trata la trata

Z. Margarita Bejarano Celaya

 La trata de personas es considerada como uno de los problemas más urgentes de atender en la actualidad. Como todos los fenómenos que tienen su origen en la violencia y la desigualdad social es difícil verla, porque los mecanismos mediante los cuales opera están perfectamente imbricados en el ‘orden social’. Es decir, se trata de ese tipo de fenómenos que resulta fácil decir que en Sonora no existen. La realidad es que existe, pero no todos somos capaces de verle.

En el mundo, la trata de personas con fi nes de explotación cuenta con una larga historia. Desde siempre han existido en las sociedades grupos de población que han sido considerados como inferiores al resto de las personas, como mercancías, y en ese sentido su venta y compra se han realizado en franca violación de su dignidad humana.

En este grupo de población en situación vulnerable, se han encontrado siempre mujeres, niñas, niños y adolescentes, principalmente.

En el siglo pasado, por ejemplo, se aducía la “trata de blancas” para referirse a todos los mecanismos relacionados con la venta, traslado y compra de mujeres europeas para actividades de explotación sexual en diferentes lugares del mundo. Desde 1904 existen mecanismos jurídicos internacionales para hacer frente a este problema.

Actualmente, la globalización, la mejora en los medios de transporte y comunicación, las nuevas tecnologías y la profesionalización de las redes criminales organizadas, han hecho de la trata de personas un negocio billonario de implicaciones sociales terribles, tan es así que en el año 2000, en la Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional –realizada en Palermo–, se elaboró un documento para guiar el combate al crimen organizado que establece lineamientos para el combate y penalización de los delitos de este tipo y la protección a sus víctimas, de ahí derivó el Protocolo para Prevenir, reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños, mejor conocido como Protocolo de Palermo.

Es común escuchar que la trata es la nueva esclavitud del siglo XXI, los mecanismos de enganche, traslado, los medios que utiliza, así como la realización comercial y explotación de personas se han refi nado y se han diversifi cado también sus fi nes; si bien es cierto la explotación sexual es una de las principales actividades en que desemboca la trata de personas, también se practica con intención de explotación laboral, matrimonios arreglados, maternidad involuntario, tráfi co de órganos y prácticas de servidumbre, entre otras.

Las condiciones sociales y económicas, así como geográfi cas de México, desafortunadamente han hecho que la trata de personas sea un fenómeno creciente en los últimos años y que una proporción de la población, cada vez mayor caiga en condiciones de vulnerabilidad que le hagan presa de los tratantes. Infantes, jóvenes sin oportunidades profesionales o laborales, las mujeres de todas edades sin acceso al mercado laboral, en situación de violencia y sin redes de apoyo son el blanco de redes locales, nacionales e internacionales que lucran con sus cuerpos y su fuerza laboral.

Aunque se realizan esfuerzos importantes por informar a la población de la forma en que opera este delito, es importante dejar claro que sin demanda no hay trata. La violencia de género que cosifi ca a las mujeres y las ubica como siempre al servicio de los deseos masculinos, ha generado todo un mercado para la satisfacción de estas “necesidades”, aún a costa de la garantía de los derechos de muchas mujeres y niñas, mientras las autoridades, en muchas ocasiones solapan y protegen su existencia.

En este sentido, una de las estrategias para contrarrestar este fl agelo tendría que ir dirigido a la población masculina que demanda mujeres para consumo sexual y a su castigo ejemplar, garantizando la protección y derechos humanos de las víctimas.

Doctora en Ciencias Sociales por El Colegio de Sonora margaritabejarano@hotmail.com 

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