sábado, 6 de diciembre de 2008

Observatorio de medios

La Jornada, 5 diciembre 2008

Olvidada por la historia oficial, es venerada por sus poderes curativos

Llevan al teatro la vida de Teresa de Cabora, santa y revolucionaria

■ La hechicera del norte es de Úrsula Tania y se escenifica en TijuanaAntonio Heras (Corresponsal)

Teresa de Cabora fue taumaturga de tarahumaras, yaquis y mayos, comenta Úrsula Tania
Foto: Manuel Montoya
Tijuana, 4 de diciembre. A pesar de su importancia, Teresa de Cabora –curandera, milagrosa y revolucionaria– es una mujer olvidada por la historia de México, afirma Úrsula Tania, investigadora, escritora y autora de la puesta en escena La hechicera del norte.

La sabiduría y la tradición oral mantienen viva a Teresa Urrea o la Santa de Cabora, pero no en la historia oficial mexicana, por lo que Úrsula Tania se dio a la tarea de rescatar en Tijuana a ese personaje.

La hechicera del norte obtuvo en 2004 el premio al mejor espectáculo extranjero del Festival de La Habana, Cuba, así como el reconocimiento en el Festival de Teatro Breve en el Bulevar Hollywood de Los Ángeles, California, y en la Universidad Oswego de Nueva York, donde también impartió la conferencia La influencia de la Santa de Cabora en los primeros movimientos revolucionarios del norte de México.

La vida de la Santa de Cabora se redimensiona en la víspera del centenario de la Revolución Mexicana porque la curandera, de sólo 19 años, fue la imagen que dio aliento a las rebeliones en los pueblos del norte de México, como es el caso de la rebelión de Tomochic, Chihuahua, y la de los yaquis y mayos en Sonora, que son el antecedente del estallido social de 1910, afirma la actriz.

“En México, existen pocos documentos que aborden la vida de Teresa Urrea; sabemos de ella por La rebelión de Tomóchic (escrita al calor de las balas), crónica de Heriberto Frías ; Del púlpito a la trinchera, del estadunidense Paul Vanderwood, y por La insólita historia de la Santa de Cabora, de la novelista Brianda Domecq”, dice, tras señalar que recientemente se publicó en Estados Unidos The hummingbird’s daugther (La hija del colibrí), de Luis Alberto Urrea, que ganó el Premio Kiriyama.

Precursora de una lucha

Úrsula Tania da vida a este personaje, cuyo recuerdo está vivo en las comunidades indígenas del norte de Sinaloa y el sur de Sonora. Teresa Urrea, hija ilegítima del hacendado Tomás Urrea, pidió protección a su padre durante la adolescencia, luego de que su madre la había abandonado.


En San Antonio de Cabora aprendió el oficio de curandera, para más tarde trascender como la taumaturga venerada por tarahumaras, yaquis y mayos, así como la precursora de las luchas contra el Ejército porfirista a finales del siglo XIX.

El periodista Lauro Aguirre introdujo a Teresa en la lucha social y de esa manera ella participó en la promulgación del Plan de Nogales, en el que se proponía el derecho de la mujer al voto, la restitución de las tierras a las comunidades indígenas y su pleno respeto hacia ellas, agrega Úrsula Tania.

Profundamente conocedora de su pueblo, por sus curaciones casi milagrosas logró gran popularidad. En Alamos, Sonora, llegó a reunir más de 10 mil personas, situación inusitada para su tiempo, con caminos tan difíciles en territorio desértico. “Teresa fue el aliento, la chispa de la rebelión. Los indígenas se levantaban al grito de Viva la Santa de Cabora, muera el mal gobierno.” Durante la masacre de Tomochic, en Chihuahua, se enfrentaron 120 indígenas a mil 200 soldados del Ejército federal porfirista. El dictador desterró a la joven y a su padre. Sin embargo, desde lejos ella le provocó más dolores de cabeza”, afirma.

Teresa vivió en Arizona, donde una compañía de médicos la conoció y la llevó por diferentes lugares de Estados Unidos, entre ellos Nueva York, para mostrar sus poderes curativos.
Úrsula Tania asegura que en la historia de Teresa de Cabora se entrelazan la vida de Cajeme y el niño Damián. Su vida, llena de misterio; sus curaciones milagrosas, visiones, sueños, predicciones y viajes astrales, así como su actividad política, hacen de ella una leyenda.

Es precisamente esa leyenda la que escenifica la actriz tijuanense por medio de una obra expresionista, en la que por medio de una sola voz encarna todos los personajes que intervienen en la historia. El concepto minimalista de la escenografía y la iluminación llenan la atmósfera de misterio y símbología.

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