domingo, 8 de marzo de 2015

Violencia hacia las mujeres en espacios públicos

Mucho se habla acerca de los tipos de violencia de los que una mujer es objeto en el día a día, en su hogar, el lugar del trabajo, con sus familiares e incluso entre el mismo género y con motivo del Día Internacional de la Mujer, la doctora Mercedes Zúñiga, comenta un poco acerca de la violencia en espacios públicos.

La investigadora de El Colegio de Sonora comenta en entre los múltiples tipos de violencia de los que se habla, existe uno que no ha sido estudiado y es la que experimentan las mujeres en todos los espacios públicos: calle, parques, transporte público,  playas, espacios de esparcimiento: también los espacios 
semipúblicos como supermercados, centros comerciales,  restaurantes, bares,  cines, lugares de diversión.
“La violencia que se vive contra las mujeres en los espacios públicos deriva de la objetivación  que se hace del cuerpo de la mujer. En una sociedad sexista como la nuestra,  la presencia de las mujeres en los espacios públicos  se considera ‘fuera de lugar’; se les percibe como un objeto que puede ser observado, tocado y ultrajado por los hombres, puesto que aquellas están invadiendo el espacio que a  éstos les pertenece como si fuera un derecho natural”, expresó.

Zúñiga Elizalde explicó que la violencia contra las mujeres en estos espacios se expresa de múltiples maneras, desde miradas lascivas, expresiones groseras u humillantes que hacen referencia al cuerpo femenino, a su manera de vestir o caminar, hasta los tocamientos, agresiones físicas  o violación.
Agregó que esta violencia contra las mujeres constituye una afrenta a los derechos humanos de toda naturaleza, pues coarta la libertad  de las mujeres  y atenta contra su dignidad e integridad física como ser humano. 

“Ha sido una demanda antigua del feminismo el buscar que las mujeres tengan el mismo derecho y libertad para apropiarse de los espacios públicos al igual que los hombres, para que una mujer sola en una café, en un bar, en el cine, en un restaurante no se conciba como ‘fuera de lugar’ porque no está acompañada de un hombre”, dijo.

La integrante del Centro de Estudios del Desarrollo en el Colson añadió que la violencia que viven las mujeres fuera de sus casas es una responsabilidad de los poderes públicos pues compete a ellos garantizar su seguridad y libertad, pues el Estado, a través de todas y cada una de sus instituciones, tiene una responsabilidad  mayúscula para crear entornos libres de violencia, a través de acciones que prevengan  y  combatan la violencia.

Muchas pueden ser las formas de prevenirla, aseveró, puede ser desde crear una mejor infraestructura urbana para el libre y seguro tránsito de las personas por la ciudad (alumbrado público, banquetas, parques limpios y seguros, vías públicas accesibles y red amplia de transporte público), hasta la creación de políticas que incidan en una cultura de respeto por el otro, específicamente cuando ese otro sean las mujeres
Ejemplificó el acto del alcalde de San Blas, Nayarit como una muestra clara de la objetivación que se hace del cuerpo de las mujeres por parte de los hombres, pues se les concibe como cuerpos del  deseo masculino para ser tocado, abusado,  exhibido,  humillado. 

“La joven a quien el Alcalde le levanta el vestido por el hecho de aceptar bailar con él,  no es considerada una persona con derechos, un sujeto a quien le deben respetar su dignidad como personas, sino una cosa que puede ser manoseada y expuesta para el disfrute propio y de los demás”, expresó.

 El alcalde cometió un acto que viola varios derechos establecidos en la legislación mexicana, tanto por  la agresión cometida contra la joven, como por el no cumplimiento de las normas que como servidor público está obligado a respetar, mencionó.

Además,  advirtió que la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia establece que la violencia comunitaria es aquella proferida contra las mujeres que transgrede sus derechos fundamentales y  propicia su denigración, entre otras cuestiones. 

Indicó que precisamente esto es lo que hizo el Alcalde de San Blas y por ello es merecedor de una sanción legal, luego de suponer que nos encontramos en una sociedad respetuosa de los derechos y bastaría ese solo acto para hacerlo dimitir de su puesto y exponerlo ante las instancias de justicia.  
 “Mientras las mujeres sigan concibiéndose como objetos  que pueden poseerse, la violencia  contra ellas no desaparecerá”, dijo Zúñiga Elizalde.

Fuente: El Colegio de Sonora

No hay comentarios: