Margarita Bejarano.*
El pasado 3 de septiembre, mujeres integrantes de organizaciones
civiles y en lo individual realizaron una procesión de la catedral de
Hermosillo a las oficinas del Instituto Sonorense de la Mujer (ISM). Las
mujeres, vestidas de negro, caminaron lentamente mientras llevaban una
corona de flores con la leyenda “RIP ISM”. Al inicio de la procesión las
voceras leían a manera de letanía las muestras de agonía que la
institución ha venido presentando en los últimos meses y por lo cual, y
de manera simbólica, estas ciudadanas decidieron declarar muerta a la
institución. Estas dijeron sentirse agraviadas por considerar que la
instancia ha fallado a su deber de velar por los derechos de las
mujeres.Entre los agravios señalados, las mujeres destacaron que el ISM no ha respaldado sus demandas como la de combatir la publicidad sexista y discriminatoria contra las mujeres; se ha mantenido al margen y ha evadido su responsabilidad en los frecuentes casos de violencia contra niñas en el ámbito escolar; ha sido omiso en los casos de feminicidio y sólo se ha manifestado de manera tibia hasta que el fenómeno obtuvo impacto mediático; el Instituto ha dejado en el olvido el vínculo con las organizaciones de mujeres que lograron las administraciones anteriores y ha cerrado el espacio de transparencia que debiera mantener por obligación legal, entre otras. A cada señalamiento, las mujeres respondían con un enérgico “Instituto Sonorense de la Mujer descansa en paz”.
Particularmente graves resultan dos circunstancias para declarar muerta a la institución y que merecen mención aparte: primeramente, el Instituto ha “desacatado la Ley de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia y no ha asumido su papel de Secretaría Ejecutiva, omitiendo convocar al Sistema estatal para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (…)” y, en segundo lugar, ha contravenido “las recomendaciones internacionales de implementar acciones afirmativas como lo es la contratación de mujeres en todos los puestos de las instancias de la mujer, y haber no sólo contratado una plantilla mayoritaria de hombres en los puestos directivos, sino despedir a mujeres preparadas por años para la atención y capacitación correcta a otras mujeres”.
Destaco de este acto simbólico la madurez de estas mujeres y organizaciones de mujeres en el reconocimiento de sus derechos y la lectura de su realidad, que es preocupante por la creciente incidencia de la violencia hacia las mujeres en Sonora, y la necesidad de visibilizar estos hechos que son un botón de muestra de lo desfasadas que están las instituciones ante el crecimiento cívico y en derechos de la ciudadanía.
Vale la pena recordar que el ISM es una instancia que surgió a petición puntual del Movimiento amplio de mujeres en Sonora como una forma de respuesta a la necesidad de orientar políticas públicas de atención y combate a la violencia contra las mujeres. La idea era que sirviera además para respaldar las necesidades particulares y específicas del colectivo de mujeres en su diversidad, así como un espacio creciente de ejercicio de derechos que implementara las acciones afirmativas temporales necesarias para avanzar en la equidad.
Ante esto, la reflexión que las mujeres de la sociedad civil nos invitan a hacer es importante para el desarrollo de la sociedad en general y muestra de la necesidad de apropiarnos, monitorear y exigir a nuestras instituciones que actúen ejemplarmente en la utilización de nuestros recursos y el cumplimiento de los cometidos por los cuales existen.
*Doctora en Ciencias Sociales por El Colegio de Sonora.
Publicado en: Boletín electrónico Portales de El Colegio de Sonora
http://portales.colson.edu.mx/497/descanse-en-paz-instituto-sonorense-de-la-mujer/
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