Es alarmante el incremento de los casos de feminicidio, las desapariciones forzadas, las violaciones sexuales contra mujeres y menores y el comercio sexual de menores.
Por José Luis Jara / Dossier Politico
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Lo dicen una y
otra vez, cada vez que llega el día internacional de la mujer, 8 de
marzo, lo repiten de nuevo. Nada hay que celebrar este día, sino al
contrario, pues existen delitos contra las mujeres en todos los niveles,
como es la violencia contra ellas que se ha generalizado, con un
ambiente enrarecido de violencia social, que de una u otra manera,
influye para que la violencia contra las mujeres sea con más saña
La violencia contra las mujeres es considerada un riesgo de alta peligrosidad en un contexto de violencia social.
Además,
la impunidad ha rodeado los casos de homicidios contra las mujeres,
porque las autoridades permiten que la violencia feminicida continúe y
se extienda cobrando cada vez más vidas.
No
estamos como en 1911 cuando se convocaron las mujeres de entonces a
defender sus derechos como trabajadoras, ni en los años posteriores a la
revolución rusa, cuando Alexandra Kollantai logró que en la entonces
Unión Soviética el divorcio y el aborto fueran legales.
Estamos
en el siglo 21, que a pesar de la distancia de las primeras luchas por
los derechos de las mujeres, con problemas de violencia tan agudos, como
si se viviera en los primeros años del siglo pasado.
Ahora,
el 8 de marzo es recordado por todas las instituciones. Para ello se
convocaron a diferentes eventos, como la mesa redonda La violencia
contra las mujeres… nunca se acaba, organizada por el Colegio de Sonora,
donde se presentaron los resultados de investigaciones realizadas por
parte de su personal académico.
La
información que proporcionaron en conferencia, las investigadoras
Mercedes Zúñiga Elizalde, Margarita Bejarano y el maestro de la
Universidad de Sonora, Felipe Mora, nos muestra un panorama desalentador
y grosero para las mujeres.
Es
alarmante el incremento de los casos de feminicidio –expuso Mercedes-,
las desapariciones forzadas, las violaciones sexuales contra mujeres y
menores y el comercio sexual de menores.
Y
como para agarrarse de la silla, añadió el siguiente elemento: Muchos
de estos casos se dan en los hogares y son cometidos por familiares o
conocidos.
El
panorama en las instituciones, no es nada halagüeño para las víctimas
del delito, porque estas situaciones son del conocimiento de las
instituciones de atención a la violencia.
Mercedes
Zúñiga es doctora e investigadora del Colegio de Sonora. En la mesa
redonda La violencia contra las mujeres… nunca se acaba, organizada por
el Colegio de Sonora, presentó los resultados de una investigación sobre
este punto.
La
manera en que se dan los homicidios, señaló, es con golpes, sin armas,
en especial los casos de violaciones a menores de 19 años. En segundo
lugar se encuentra el uso de sustancias corrosivas, luego el
ahorcamiento, estrangulamiento y ahogamiento. En el cuarto logar se
encuentra el uso de armas de fuego y en quinto, los ataques con
instrumentos punzo cortantes
La
mayoría de esos delitos, advirtió, ocurre en los hogares. Pero a partir
de 2010, en el noroeste del país, empezaron a incrementarse los
homicidios en los espacios públicos.
En
esta región de México, donde se encuentra Sonora a la cabeza, el riesgo
de las mujeres es 2.7 veces mayor que en los estados del centro del
país.
Sólo que la guerra del narco y contra el narco, oculta la violencia contra las mujeres y reduce los recursos para su combate.
La
violencia contra las mujeres, abundó, es considerada de alta
peligrosidad en un contexto de violencia social. Es decir, se forma una
química con dos ingredientes de alto riesgo: la desigualdad social y la
violencia
Ni en las plazas pueden andar
Margarita
Bejarano, también investigadora del Colegio de Sonora, habló desde otra
perspectiva del caso de la violencia contra las mujeres.
En primer lugar ubicó el tipo de violencia contra las mujeres. Desde la violencia institucional, comunitaria y laboral.
En
el caso de la violencia comunitaria, señaló que “en muchas colonias las
mujeres no pueden caminar libres por las calles a riesgo de sufrir
agresiones físicas, verbales y sexuales. Las mujeres no pueden disfrutar
los parques y jardines porque muchos de ellos son lugares de reunión
exclusivos para jóvenes o picaderos.
En otras palabras, las áreas comunes se pierden porque no hay autoridad que las resguarde, precisó.
Los feminicidios
Margarita
Bejarano dedicó un espacio en su ponencia al caso de la violencia
feminicida, en la que destacó el caso de Sonora. El peso de homicidios
en el país en proporción a su peso demográfico. La violencia se ha
generalizado, hay un ambiente enrarecido de violencia social, que de una
u otra manera, influye para que la violencia contra las mujeres sea con
más saña.
La
impunidad rodea el caso de los homicidios, añadió, porque las
autoridades permiten que la violencia feminicida continúe y se extienda
cobrando cada vez más vidas de mujeres.
De
acuerdo a los testimonios que citó la investigadora, las víctimas
señalan en la mayoría de los casos que ya habían acudido a denunciar el
acoso de manera reiterada.
El
23% de los asesinatos de mujeres ocurrió en Nogales. Hermosillo
contribuyó con el 18.7% de los casos y las tasas de mortalidad más altas
se observaron en Puerto Peñasco.
Por
eso y tomando en cuenta esta información, existe razón en las mujeres
cuando dicen que este 8 de marzo no hay nada que festejar, sino todo lo
contrario.
Publicado en: dossierpolitico.com, http://www.dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=125103&relacion=&tipo=Seguridad%20y%20Justicia&categoria=4
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