jueves, 28 de junio de 2012

* Infamia política de la ONU, premiar guarderías de Calderón

Por Silvia Núñez Esquer

“El premio está manchado con la sangre de nuestros hijos”, dijo Patricia Duarte Franco, madre de Andrés Alonso García Duarte, niño fallecido el 5 de junio de 2009 en el incendio de la guardería ABC, en Hermosillo, Sonora.

Es su opinión respecto al premio otorgado ayer por Naciones Unidas a Felipe Calderón por su “Programa de estancias infantiles a madres trabajadoras”.

El desgaste de luchar en el desierto no ha sido suficiente para que madres y padres afectados por el siniestro en la guardería ABC desistan de su exigencia de justicia.

Fueron 49 las vidas que se perdieron inútilmente en uno de los sistemas de cuidado infantil más descuidados del mundo, y 70 más quedaron lesionados de por vida con secuelas de quemaduras externas e internas, y con afecciones respiratorias por la inhalación de humo y gases tóxicos en el fatal incendio.

El premio no tiene sustento, es más, es contradictorio, parece una broma de mal gusto. El reconocimiento al sistema de estancias infantiles indigna, es un insulto a la razón, supera cualquier risotada a nuestros principios humanitarios.

Cuarenta y nueve niñas y niños muertos dentro de su propia estancia infantil, asesinados –dicen sus padres– por la corrupción, negligencia y redes de influencia entre los poderes político y económico.

La ONU, el máximo órgano internacional creado para construir acuerdos de paz relevantes para el respeto a los Derechos Humanos, premia a quien debería ser investigado y sentenciado por los crímenes cometidos en el nombre de la seguridad.

Las estancias infantiles de Calderón son su principal carta de presentación como “creador” de empleos para las mujeres a las que el sistema no les ofrece otra posibilidad.

Cuando enarbola su bandera restregando que ha creado la más grande oferta de lugares para niñas y niños menores de cuatro años, en ningún momento piensa en la infancia sino en su promesa como candidato de crear más empleos, aunque sean precarios.

Bajo el principio de que las mujeres “naturalmente” son idóneas para cuidar niños, reúne dos necesidades: la de las mujeres que requieren empleo, permitiendo que abran guarderías, y la de las madres carentes de seguridad social ofreciéndoles dónde dejar a sus niñas y niños para salir a trabajar, y crea a través de Sedesol su sistema maltrecho de guarderías, ayer premiado por la ONU.

La responsabilidad de Calderón abarca y alcanza a todas las instituciones y empresas dedicadas al cuidado infantil. Tanto, que debe ser él quien reglamente la legislación al respecto.

Sin embargo, es tanto su desdén hacia la muerte de las y los niños en la ABC, que hasta hoy no ha publicado el reglamento de la Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil, impulsada por el Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de Junio, integrado por madres y padres afectados por la tragedia.

La norma fue publicada el 24 de octubre de 2011, pero no se puede aplicar hasta que el Ejecutivo la reglamente.

Los 45 grados centígrados sobre cabeza y hombros de madres y padres protestando ayer afuera de la guardería ABC por el premio a Calderón, son caricias si se compara con lo que ellas y ellos sintieron cuando les comunicaron la muerte de sus hijos.

La ONU cometió un desacierto, una infamia política para beneficiar a un posible futuro colaborador. Los acuerdos que la ONU tenga con Calderón no debieron influir para que hoy hablemos de la premiación de uno de los responsables del crimen en la ABC.

El premio tiene mal sabor, mal olor, mal aspecto, y es que, como lo dijo Patricia, ese premio está completamente manchado de sangre. 

12/SN/RMB



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