FUERA DE RUTA
Elsa Cornejo Vucovich*
“Cero nuevas infecciones, cero discriminación, y cero muertes por VIH/sida” es el lema que será lanzado el próximo 1º de diciembre, Día Mundial de Respuesta alVIH/sida. A 30 años de haberse diagnosticado el primer caso de sida en el mundo, por fin estamos al alcance de lograr que la próxima generación sea una generación libre de sida, como lo expresó Hilary Clinton hace un par de semanas. Los objetivos plasmados en el lema reflejan el progreso científico reciente y, supuestamente, deberánn informar de todas las actividades de respuesta al VIH alrededor del mundo.
Actualmente, la presencia del VIH en el organismo no tiene por qué significar una sentencia de muerte. Con seguimiento médico y tratamiento antirretroviral oportuno, se puede mantener el funcionamiento del sistema inmunológico, y la persona puede tener una vida larga y saludable. Hoy en día, “cero muertes porVIH/sida” es una meta alcanzable, siempre y cuando existan los recursos para garantizar el acceso a los medicamentos gratuitos para toda la población afectada. En México tenemos la ventaja de tener acceso a tratamiento gratuito por medio del Seguro Popular pero, a la fecha, el acceso no es ideal para todas las comunidades, ni el financiamiento suficiente para todos los nuevos casos que se están detectando, según una investigación del Centro Fundar.
En cuanto a “cero nuevas infecciones”, uno de los avances más prometedores es una vacuna que está desarrollando un equipo de investigadores de la Universidad de Maryland en Estados Unidos. Pero aún sin una vacuna (el VIH es un retrovirus que constantemente transforma su ADN, lo cual dificulta la elaboración de una vacuna efectiva), investigaciones recientes comprueban que existe una gama bastante amplia de opciones efectivas de prevención. Hay estrategias comprobadas de prevención, como el uso del condón en todas las relaciones sexuales, el no intercambio de jeringas para usuarios de drogas inyectadas, la vigilancia en los bancos de sangre, los cuidados para prevenir la exposición y el tratamiento profiláctico para proveedores de servicios de salud, entre otros. Pero ahora sabemos que el tratamiento oportuno para las personas que viven con VIH también es una estrategia de prevención, ya que al reducir la carga viral de la persona infectada, también se reduce considerablemente el potencial de transmisión. Una mujer embarazada que vive con VIH, si recibe el tratamiento adecuado a tiempo, tiene 98 por ciento de probabilidad de no transmitir el virus a su hijo/a.
Asimismo, una persona que vive con VIH que se mantiene en tratamiento antirretroviral, tiene 96 por ciento de probabilidad de no transmitir el virus a su pareja. Esto significa que si todas las personas que viven con VIH reciben tratamiento y siempre usan el condón correctamente en todas sus relaciones sexuales, es muy posible que las nuevas infecciones se reduzcan a cero.
Pero todo esto supone cumplir con el ideal del mejor de los casos, y ahí es donde entra la segunda meta: “cero discriminación”. Mientras siga habiendo estigma con respecto a las personas que viven con VIH o sida, seguirá habiendo barreras para que todas y todos nos hagamos la detección. Mientras el ejercicio de la sexualidad se siga discriminando, seguirá habiendo obstáculos para garantizar el uso del condón y el acceso a las pruebas de detección. Y mientras sigan priorizando otros temas de salud antes que la erradicación del VIH/sida, seguirá muriendo gente, y quién sabe cuándo podremos lograr que nuestras hijas e hijos, o quizás nietas y nietos, no conozcan lo que es el VIH/sida. Ahorita, en este momento, está en nuestras manos esa posibilidad. Sólo falta la conjunción de todas nuestras voluntades.
*Asistente de investigación del Centro de Estudios en Salud y Sociedad de El Colegio de Sonora. Correo electrónico:ecorne@colson.edu.mx
Publicado en: Boletín electrónico Portales de El Colegio de Sonora del jueves 1 de diciembre de 2011, año 10, número 418
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