Elizabeth Cejudo Ramos*
Si no te vas conmigo, te mato. Esa fue su sentencia de muerte. El rechazo a la petición de su ex pareja la hizo merecedora a un tiro en la cabeza. Ahí terminó la historia de la mujer de 46 años. Se llamaba Norma y vivió en la invasión Café Combate de Hermosillo. No tengo más detalle de su muerte, sólo que ocurrió de madrugada. Tampoco de su vida, sólo lo que puedo imaginar.
La semana en la que Norma fue asesinada, tres mujeres
más, entre ellas una niña de 14 años, murieron de forma violenta en la capital
del estado. Un par de días después, el 25 de noviembre, conmemoramos el día
internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres con un acto
simbólico que recordó a las 42 mujeres asesinadas a lo largo de 2011 y a las más
de diez mil mujeres y niñas que murieron de forma violenta en nuestro país en
los últimos diez años.
Según datos aportados por el Observatorio
Ciudadano Nacional de Feminicidio (OCNF), nuestro
estado ocupa el cuarto lugar en el país en índices de violencia de género, la
estadística se antoja más alarmante si reconocemos que son pocos los actos
violentos en el hogar que se denuncian y muchos menos los que se llevan a
término, pues sólo el 4.49 por ciento de los casos finaliza en una sentencia
condenatoria. Las integrantes del Observatorio resaltan que entre los crímenes
contra mujeres abunda la violencia extrema y, en muchos de los casos, los
asesinatos son perpetrados por parejas o ex parejas sentimentales de las
víctimas.
¿Cuándo ocurre un feminicidio? Cuando el homicida tiene o tuvo
alguna relación amistosa, familiar o sentimental con la víctima. Cuando la
persona asesinada muestra síntomas de violencia sexual. Cuando la víctima
presenta marcas degradantes o mutilaciones previas a privarla de la vida. Cuando
el cuerpo ha sido abandonado en espacios públicos. Cuando, simplemente, se mata
a una mujer por el solo hecho de ser mujer, por considerarla un ser inferior
sobre el cual se puede tener control total, incluso sobre su
vida.
Instancias internacionales han hecho señalamientos a nuestro país,
dadas las estadísticas escandalosas que reportan muertes violentas de mujeres
todos los días. Ante esto, varios estados han abordado parte de la problemática
a través de la tipificación del feminicidio, con lo que se busca, entre otras
cosas evitar la valoración discriminatoria de las víctimas por parte de las
autoridades, obligar a los ministerios públicos a tratar de forma diferenciada y
específica este tipo de muertes y llevar un registro detallado de los casos que
permita generar políticas públicas para mejorar la impartición de justicia y
prevenir la violencia de género.
En Sonora ya se cuenta con una
iniciativa de ley. Diversas agrupaciones feministas se han acercado al Congreso
del Estado para conocerla y ofrecer su experiencia a través de propuestas
enmarcadas desde la perspectiva de género, solicitando participar como
ciudadanas en la definición de los puntos más importantes de esta reforma. Las
activistas todavía no han sido llamadas a participar.
La violencia
sexual, psicológica, física, patrimonial y sexual hacia las mujeres en nuestro
estado sigue latente. Las cifras son alarmantes y se hace preciso acompañar de
cerca tanto a las autoridades que deben implementar y dar seguimiento a
políticas públicas como a los grupos de activistas que día con día luchan para
vivir en una sociedad más equitativa y con menos violencia hacia sus mujeres. No
debemos dejarlas solas. Hay que alzar la voz en contra de la violencia que se
nos oferta como natural en México. Nuestras voces también deben gritar ¡Ni una
más!
Para conocer datos sobre el feminicidio en sonora durante 2011,
puede consultar la página: http://mujersonora.blogspot.com/2011/11/dan-conocer-reporte-sobre-feminicidio.html?spref=fb
*Asistente del Programa de Maestría en Ciencias Sociales de El Colegio de Sonora. Correo electrónico: ecejudo@colson.edu.mx
Publicado en: Boletín electrónico Portales de El Colegio de Sonora, del Jueves
8 de diciembre de 2011, año 10, número 419
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