Silvia Núñez Esquer
Hermosillo, Son., 13 junio 2011.- Una concentración y marcha hacia la Plaza Zaragoza, de esta ciudad se realizó el sábado 11 de junio, para emular la Marcha de las Putas convocada en la Ciudad de México, y realizada en varios puntos del país.
En repudio a la violencia de género y a la cosificación del cuerpo de las mujeres, el contingente formado principalmente por mujeres, partió de la Plaza Emiliana de Zubeldía, hacia el espacio emblemático de manifestación ciudadana, frente al Palacio de gobierno: la Plaza Zaragoza.
Vestidas con minifalda y tacones monumentales, varias mujeres se vistieron con escotes y maquillaje cargado, para demostrar que son dueñas de sus cuerpos, y que la una u otra forma de vestirse no implica un permiso para ser invadidas en su privacidad.
Otro de los objetivos de la Marcha de las putas es hacer conciencia del hostigamiento que reciben las mujeres en los espacios públicos. Bajo la premisa de “no es no”, las manifestantes buscaron visualizar su exigencia de respeto a su integridad y a sus decisiones, sin importar el tipo de ropa que porten al transitar por la calle.
María Alatorre del programa de radio “Desde fuera” dedicado a la diversidad sexual, opinó que desafortunadamente los juicios sociales contra las mujeres son muy drásticos sólo basados en su forma de vestir, por las apariencias, y justamente por eso la premisa de “no es no”.
Hay un autoritarismo desde las dependencias e instituciones gubernamentales que tratan de imponer una forma de vestir como ha ocurrido en los intentos fallidos por regular el uso de las minifaldas y los escotes, cuyo uso carece de importancia para el derecho a ser respetadas, afirma.
La utilización de minifaldas o escotes, no impide un desempeño como ejecutivas, como empleadas de gobierno, como agentes de ventas, como maestras, como amas de casa, o como lo que sea, comenta Alatorre.
El que nos vean afines al estereotipo de las “compañeras del talón” no tiene nada que ver con nuestro desempeño como profesionistas o como trabajadoras de cualquier actividad, aclara. Por ello la manifestación también busca desmitificar esta clase de prejuicios.
Nos identificamos con ellas (las sexo servidoras) ya que constituyen una fuerza laboral y se sienten orgullosas de ello. Aunque la ultraderecha siga diciendo que no cabemos en nuestra ciudad, y estén haciendo una cacería de brujas, aquí estamos las mujeres que buscamos encontrar en los espacios públicos un respeto, y dignidad para nuestro trabajo y nuestra forma de vida.
En relación a las acciones contra sexo servidoras, y su expulsión del Jardín Juárez, espacio en donde tradicionalmente ejercían la oferta de sus servicios, María Alatorre opinó que en Hermosillo es común el hostigamiento contra las y los trabajadores sexuales.
La empresaria de alimentos, comentó que hay una clara doble moral porque mientras el Estado marca requisitos para ejercer la profesión, y si los documentos están en regla, como por ejemplo la tarjeta de sanidad, se puede ejercer la prostitución, porque al final de cuentas no es un delito, lo que es delito es el lenocinio o manejo de personas para la prostitución.
Y por otra parte, cuando las trabajadoras sexuales salen a la calle a ofrecer sus servicios, son víctimas del hostigamiento tanto de la policía municipal, como de las autoridades de salud que además las están vejando y sometiendo, inclusive si en la mañana se levantan y quieren salir a desayunar, o a comprarse un litro de leche, las “levantan” porque asumen que no tienen derecho a salir a la calle, finalizó.
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