Silvia
Núñez Esquer
Aconchi,
Sonora, 18 octubre 2014.- Esta vez las mujeres de los pueblos del río Sonora,
contaminado con metales pesados por la minera Buenavista de Grupo México,
alzaron su voz. En la asamblea popular realizada en Aconchi, Sonora, uno de los
pueblos afectados por la contaminación, las mujeres desatacaron como
convocantes, como oradoras, como líderes que llamaron a las otras mujeres a
hacerse presentes para organizarse pues son ellas las más afectadas por la
contaminación del agua, expusieron.
“Nadie está
viendo la situación emocional” denuncia en entrevista Beatriz Adriana Lugo
Nieblas, maestra
de educación especial en el preescolar de Aconchi, Sonora,
ubicado a 146 kilómetros de Hermosillo, la
capital del Estado. La situación es dramática porque no hay confianza en que
las autoridades estén diciendo la verdad, hay incertidumbre, sobre lo que
pasará más adelante con la salud. Lejos de los apoyos económicos, más les
preocupa si va a ser posible seguir viviendo ahí.
Beatriz Adriana Lugo Niebla |
Tres hijos
y doce años radicando en Aconchi con su esposo ganadero, la hace sentirse parte
de esa comunidad. Su más grande preocupación es la falta de información, nadie
sabe cómo se encuentran los pozos, y sus únicas fuentes son los medios de
comunicación, las redes sociales y de boca en boca. Hay mucho miedo de qué
pasará con sus vidas. Lo emocional ha quedado de lado y la salud también pues
no hay monitoreo a la población, acusa.
Lugo
Nieblas implora a la ciudadanía de otras ciudades y pueblos que no las dejen
solas y solos, “Nos han quebrantado nuestros derechos, pues lo primero que
deberíamos tener es información, y nadie nos la ha dado”.
Elba Isela Romero Córdova |
Elba Isela
Romero Córdova es directora del Jardín de niños “Belem L. de Gándara”, y opina
que la contaminación del río Sonora les ha cambiado la vida totalmente.
Acarrear el agua en baldes y cubetas, las hace estar cansadas. Brazos y
espalda, son las más afectadas. El suministro de tinacos lo considera
superficial pues se está afectando en la salud a toda la población y eso no lo
soluciona un contenedor.
Como
responsable del plantel educativo ha notado cambios en la higiene de las y los
alumnos, así como inasistencias por afectaciones en la salud que se
convirtieron en frecuentes. Ejemplo de ello son: dolor de estómago, infección
estomacal, temperatura elevada y vómitos. Las inasistencias se hicieron
frecuentes incluso por hospitalización de niñas y niños, narra la directora. El
ruego de las madres es que a sus hijas e hijos no les den agua de garrafón para
tomar pues el líquido proviene de los pozos en los que tienen duda de si están
contaminados. Sólo agua embotellada traída de otras ciudades es la que les da
confianza.
Información
específica de lo que pasó y de la problemática que vendrá es lo que más
requieren, opina Romero. “Hemos sobrevivido”, pero la gente no tiene conciencia
de lo que se viene a futuro y las afectaciones que se vendrán en la salud, por
eso hay una gran incertidumbre.
Alicia Ornelas |
Hasta tres
o cuatro días sin agua ha pasado Alicia Ornelas de 85 años de edad. Su
principal preocupación son sus plantas, explica mientras le salen lágrimas de
añoranza, algunas de las cuales ha tenido que dejar secar pues ahora debe
optimizar el agua para las actividades domésticas de higiene y limpieza.
Originaria
de Arizpe, Francisca Nora Quijada de 72
años de edad, radicada en Aconchi, manifiesta que hace tiempo se quebró la
cadera, por lo que es sumamente pesado cargar cubetas con agua, además de que
su esposo tiene un padecimiento del corazón por lo que ninguno de los dos se
encuentra en condiciones para ese ritmo de trabajo. Su familia ya fue
beneficiada con un tinaco, pero Nora es de quienes rechazan el agua que les
reparten en garrafones pues proviene de los pozos sospechosos de estar
contaminados.
Zenobia Ornelas y Fca. Nora Quijada |
Conscientes
de que purificar el agua no elimina los metales pesados, exigen agua
embotellada, que provenga de otras ciudades. “Nos da mucha rasquera en la
cabeza y en todo el cuerpo cuando nos bañamos con esa agua”, afirma mientras
reclama que el presidente municipal de Aconchi prometió que iría “casa por
casa” para entregar un apoyo económico a las amas de casa, lo cual no ha
cumplido. Sin embargo, como las demás mujeres opina que esto no es cuestión de
dinero sino de “agua buena”.
Zenobia
Vázquez cuenta con 73 años de edad, “arrastrando”, acarreando agua, cansada,
enfadada, y clamando por “agua buena”, expresa que lo que necesitan es que
arreglen todo como estaba antes. “Queremos agua buena” es la frase más
pronunciada por las habitantes de Aconchi, así como de los otros pueblos
colindantes con el Río Sonora, que hoy día están soportando la crisis de
contaminación literalmente sobre sus espaldas.
Luz Ma. Domínguez |
Por eso en
la asamblea ciudadana realizada en la plaza principal de Aconchi las mujeres se
hicieron escuchar, se alzaron. Hasta ahí llegó la Señora Luz María Domínguez
Peralta, de Mazocahui, quien llamó a las amas de casa a defender lo que les
corresponde, a no aceptar migajas, a no doblarse, a luchar por ser parte de
quienes deciden sobre el fideicomiso, para lograr la reparación del daño.
Exhortó a las mujeres a permanecer organizadas pues sin duda son ellas las que
más sienten la afectación ya que son las que deben resolver la problemática
doméstica en donde el agua es preponderante. “Hay que aprender a defender nuestros
derechos, esta es una injusticia. Y si hay que ir a otra ciudad, ¡vamos
todas!”, les dijo. Si hay que ir a Hermosillo o a Cananea, vamos todas y todos
organizados para defender un medio ambiente limpio.
Hortensia Calderón |
En su
discurso Hortensia Calderón, de Banámichi hizo ver que desde el día 6 de agosto
en que empezó el ecocidio provocado por Grupo México, no ha habido información.
Instó a no bajar la guardia para luchar por la reparación total del daño.
Exigió que se incluya a las y los ciudadanos en el comité que administra el
fideicomiso formado por Grupo México para atender el desastre en el Río Sonora.
“Somos nosotros los únicos que sabemos lo que estamos sintiendo. Son dos meses
y 6 días, que parecen dos años y 6 meses”, afirmó. Reparación total del daño,
que limpien el río, que los pozos afectados no se abran, pidió. Finalmente
llamó a que no los dividan con dinero: “Yo no creo que después del desparramo
de billetes que hubo hace 8 días el río se haya limpiado”, concluyó.
Martha Patricia Velarde |
Martha
Patricia Velarde, de Baviácora, una de las mujeres que participaron impidiendo
que las autoridades abrieran los pozos cercanos al río por no estar
suficientemente monitoreados, exigió la remediación total del río. Rechazó las
declaraciones de la Profepa de que el río ya está limpio, pues el proceso
durará años y no dos meses como la dependencia trata de hacer creer.
Celebró que
la Cofepris anunciara recientemente que se destinarían 200 millones de pesos del
fideicomiso para la emergencia del Río Sonora, para la creación de un hospital de
alta especialidad y para la vigilancia epidemiológica, pues había sido una
demanda de las y los pobladores afectados. En relación a la decisión de las
autoridades de abrir los pozos que se encuentran en la zona de restricción
confirmó que no permitirán que se abran pues “Esos pozos en cuanto empiecen a
succionar agua del subsuelo, se van a contaminar”, sentenció.
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