VIOLENCIA
MUJER SONORA
Por: Silvia Núñez Esquer*
Cimacnoticias | Hermosillo, Son.- 31/01/2017La exposición temporal “Feminicidio en México ¡Ya basta!” exhibida en el Museo de la Memoria y Tolerancia, es un buen ejemplo de cómo el arte también es un vehículo para sensibilizar y exponer sin sutilezas –o con ellas- la realidad más cruda que acecha a las mujeres y niñas en este país.
Teresa Margolles, artista sinaloense del performance, echa mano de diversos recursos para llevar a las personas visitantes por el contexto nacional en cifras. Las definiciones básicas sobre feminicidio y violencia de género contra las mujeres también están en la exposición de Margolles.
Casos emblemáticos, reproducción de las pesquisas, y la representación de la verdad a la que se enfrentan las familias de las mujeres desaparecidas y/o asesinadas está visto en el muy bien llamado laberinto de la impunidad.
Los estantes repletos de carpetas y cajas con leyendas como: “Desaparecidas”, “Expedientes de mujeres”, “No identificada”, “Incompleto” y otras, parecen venirse encima de quienes circulan por ese estrecho pasillo de la ignominia, haciendo que los visitantes sientan por unos momentos lo que las familias, cuando persiguen la justicia a través de ese laberinto que es el sistema judicial mexicano.
LAS QUE FALTAN
Los casos emblemáticos, cuidadosamente escogidos, cuentan historias de víctimas de feminicidio, así como de sobrevivientes de feminicidio, un verdadero acierto de la artista.
Sin embargo, es imposible extrañar entre los diez casos expuestos en una especie de ficha informativa, a Marisela Escobedo y a su hija Rubí Frayre Escobedo. Ambas asesinadas cruelmente, madre e hija serán el vivo ejemplo de que ser mujer en México es en sí mismo un riesgo.
No podíamos dejar de evocar a Paloma Angélica Escobar Ledezma, cuya madre, Norma Ledezma dio a su vida un solo objetivo: Encontrar justicia para su hija asesinada.
Ambos casos ocurridos en el estado de Chihuahua son sin duda de lo más representativo de la impunidad que se cuela indefectiblemente en los procesos judiciales, si las familias no se dedican de tiempo completo a perseguir la justicia.
Marisela nos mostró además que no importa la distancia, los recursos limitados, los niveles de gobierno a los que haya que ir a exigir, como ella lo hizo. Pero quien debía protegerla le dio la espalda, le cerró la puerta.
CUARTOS VACÍOS
Parte de la exposición es la serie “Cuartos vacíos” de la fotógrafa Mayra Martell, quien documenta espacios y objetos personales de mujeres desaparecidas desde 2005. La autora logra introducir a quien la observa, a la intimidad de las habitaciones ahora vacías, de las mujeres que ya no están.
La sección de carteles de Cintia Bolio da cuenta de la respuesta de la sociedad civil organizada para visibilizar y llamar a la respuesta.
Acciones como la Marcha internacional #25N, en donde destacaron los hashtag: #FeminicidiosEmergenciaNacional, #NiUnaMenos, #VivasNosQueremos, están ahí como recordatorio de lo que nos queda pendiente por hacer.
Sin dejar de exponer en síntesis la situación del feminicidio en el mundo, Teresa Margolles muestra un mapa de México, en donde con hilos provenientes de enormes madejas, no solo ubica los puntos geográficos de mayor riesgo, sino que hábilmente nos pone frente a la intersección de los diversos tipos de feminicidio.
Tal vez sea esa la más grande aportación o innovación de la exposición “Feminicidio ¡Ya basta!”, pues nunca nos hubiésemos imaginado que la tipología del feminicidio estaría al alcance de cualquier persona, desglosada en forma sencilla y atractiva.
SIN VIDA
La espiral de la violencia y el tipo penal feminicidio en México quedan establecidos como un conjunto de piezas que componen el enorme problema que no nos cabe en las manos, ni nos alcanza la imaginación para visualizarlo, hasta que vemos el cuerpo sin vida de una mujer.
Si acaso hay un elemento en la exposición del cual nos parece podría haberse prescindido: es el video de la piñata. No existe la certeza de que reproducir la violencia extrema ayude a concientizar sobre la necesidad de terminar con ella.
En cambio, hay muchísimas aportaciones académicas que indican que exponernos a la violencia sistemáticamente, provoca la imitación.
Golpear descarnadamente a una mujer con un palo es una acción que mientras realizamos nuestras actividades cotidianas se está perpetrando en uno o varios puntos del país. Sin embargo, reproducirla en un video que verán cientos de personas, es una especie de revelación para quien nunca la había visto y un refuerzo para quienes la han conocido de una u otra forma.
Tal vez por eso, cuando observábamos a la gente, las mujeres veían la pantalla y en unos segundos se retiraban, mientras que los hombres se quedaban durante minutos a verlo, incluso se sentaban para estar más cómodos.
La edición del libro que concentra lo más representativo de la exposición “Feminicidio en México ¡Ya basta!” es otro de los grandes aciertos, pues al ser la primera sobre el tema, quedará registrada como la enorme aportación que significa para la difusión del feminicidio en México.
Apoyada por la Ford Foundation, Inmujeres, ONU Mujeres, Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, Católicas por el derecho a decidir y Universidad Iberoamericana, es un trabajo que debe ser visto por el público en general, pero muy especialmente por quienes son encargados de procurar justicia.
Es una oportunidad para colocarnos de frente al tema que, si bien ahora se menciona con mayor frecuencia en las noticias, es imposible sumergirnos al fondo de lo que significa el feminicidio, conociendo los casos en forma aislada.
Por ello hay que agradecer y reconocer a la artista Teresa Margolles y a quienes colaboraron con ella para lograr este resultado. El panorama global del feminicidio en México está expuesto y debemos ir a su encuentro.
*Periodista integrante de la Red Nacional de Periodistas y directora del blog Mujer Sonora http://mujersonora.blogspot.mx/
Twitter: @mujersonora
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