miércoles, 16 de noviembre de 2016

La alerta de la alerta de género


OPINIÓN
MUJER SONORA

Silvia Núñez Esquer

El anuncio de la gobernadora de Sonora Claudia Pavlovich Arellano, sobre acciones específicas para combatir la violencia de género, cayó como respuesta urgente y directa a la indignación y miedo que generaron los más recientes feminicidios perpetrados al sur del Estado.

La expectativa sobre la concreción de acciones está presente pues hasta hoy la política de atención a la violencia de género había estado soterrada y disminuida ante los demás programas de gobierno. 

La omisión inicial de la violencia que se inflige a las mujeres por el hecho de serlo, en la campaña de presentación y operación del número de emergencia 911, quedó subsanada ante al anuncio de que en ese número se dará atención especial a los casos de petición de ayuda de las mujeres que la soliciten porque estén siendo violentadas. 

Pero esa es solo una de las medidas. También anunció que se operarán “autobuses rosas”, en la zona rural en donde al menos cuatro jóvenes fueron violentadas sexualmente y una de ellas también asesinada, en el sur del Estado.

En lo que llamó una batalla frontal contra la violencia hacia las mujeres, Pavlovich por primera vez reconoce por su nombre a la violencia de género, y exhortó a las mujeres a denunciar, a no quedarse calladas. Otra de las medidas es la generación de una aplicación de teléfono celular para situaciones de emergencia, así como para obtener información de manera permanente.

El discurso modificado radicalmente se da dentro del término de prórroga que por seis meses pidió el gobierno del Estado a la CONAVIM, y con ello poder dar cumplimiento a las doce recomendaciones que emitió el grupo de trabajo que investigó la solicitud de alerta de género contra las mujeres (AVGM) para el municipio de Cajeme, ubicado al sur de la entidad.

Son tres los feminicidios cuyas características han generado un impacto psicosocial negativo pues tanto las jóvenes, adolescentes y niñas, así como sus familias, vecinos, y habitantes del sector se encuentran en un estado de miedo, estrés y temor a circular por las calles y caminos vecinales, hacia la escuela o trabajos. 

En poco más de un mes las autoridades dieron a conocer tres casos de mujeres que salieron de sus casas a atender actividades rutinarias, mismas que desaparecieron sin explicación alguna de principio, por lo que sus familiares las reportaron como desaparecidas, encontrando su cuerpo sin vida días después.

El 22 de septiembre la Procuraduría General de Justicia del Estado dio a conocer la aparición sin vida de una mujer que además había sido calcinada, en el kilómetro 8 de la carretera que conecta Bacobampo con Buaysiacobe, mismo que a través de pruebas periciales se determinó que pertenecía al de Sara Gertrudis Solís Perez, quien permaneció desaparecida por cuatro días. 

El 3 de noviembre, después de tres días con reporte de desaparición  la maestra de danza folclórica Lizeth Aracely Fuentes Argüelles, apareció sin vida en el Ejido Primero de Mayo (Campo 77), perteneciente al Municipio de Bácum. El cuerpo fue localizado sobre el margen de un dren, parcialmente sumergido en las aguas residuales, Valle del Yaqui, según el reporte de las autoridades.

Conocida cariñosamente como Chely, su muerte provocó mucha indignación, miedo, y dolor entre familiares, amigos, compañeros de actividad, estudiantes del instituto en donde impartía clases, y la población en general, no solo de su comunidad, sino de todo el Estado. 

En protesta, se realizó una marcha a la que acudieron cientos de personas quienes mostraron su enojo pues se dio a conocer que el responsable había cometido tres violaciones más, con el mismo modus operandi, previo al asesinato de Chely.

Mientras las autoridades intentaban explicar cómo pudo suceder un feminicido evitable como el de la maestra, el 11 de noviembre Diana Domínguez Félix, representante de laboratorios fue localizada sin vida después de cuatro días de desaparecida, según reporte de sus familiares. 

Días antes había salido a trabajar, pero desapareció, por lo que su familia la empezó a buscar. Su cuerpo se encontró en la comunidad de Tesia, hacia donde fue llevado por el feminicida pues la privó de la vida en Ciudad Obregón. 

Todo este contexto feminicida en la región sur de Sonora, generó un cambio de discurso oficial. Ya se habla de violencia de género, lo cual nos indica que finalmente se reconoce que también en esta entidad la guerra contra las mujeres se hace presente.

Se instruye al Sistema Estatal de Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la violencia contra las mujeres a trabajar coordinadamente en acciones de emergencia que contribuyan a evitar los feminicidios. Si bien algunas otras medidas han sido retomadas de las propuestas de organizaciones de la sociedad civil, todavía no se ha establecido una coordinación con éstas. 

Es esperanzador que la política estatal venga desde la responsable del poder ejecutivo, no obstante, las acciones llevarán tiempo, pues están sujetas a su creación en el caso de la aplicación telefónica. O el transporte rosa, que deberá diseñar las condiciones en que éste operará.

De igual forma, el Centro de Justicia para las mujeres en Hermosillo llevará tiempo construirse. Sin embargo, la instrucción enérgica para que todas y todos los funcionarios se conduzcan de acuerdo a los protocolos vigentes, es  para tomarse en cuenta.

De cualquier manera, la violencia exacerbada contra las mujeres en el sur del Estado, no debe invisibilizar el feminicidio que está presente en todos los municipios. No debe hacernos olvidar que en Sonora, más de la mitad de éstos se perpetran dentro de los hogares y por las personas con las que nos sentimos más seguras pues son nuestros familiares. 

No podemos dejar de lado que en Nogales, San Luis Río Colorado y la región del desierto también se han producido feminicidios emblemáticos en donde las bebés, generalmente al cuidado de sus padrastros terminan asesinadas a golpes por éstos, entre otros. 

Por ahora, aunque no se llame así, en Sonora se ha emitido una pre alerta de género. Esperemos que las acciones se cumplan, pero sobre todo, que sirvan para evitar más feminicidios. 

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