lunes, 4 de marzo de 2013

Emisarias de paz

* Mujeres yaquis, una voz que se hace escuchar
-- Defienden su cultura y mantienen valores indígenas

Por Silvia Núñez Esquer, corresponsal

Hermosillo, 4 mar 13 (Cimacnoticias).- En la Universidad de Limoges, en Francia, la investigadora Raquel Padilla Ramos disertará sobre la construcción de género en las mujeres yaquis.

La especialista del Instituto Nacional de Antropología en Historia (INAH) en estudios sobre la etnia yaqui participará con la ponencia “Muchas emisarias, una cobanahua (gobernadora): mujeres yaquis en las significaciones imaginario-sociales”.

Al contar con una perspectiva histórica amplia sobre las “cahítas” (poblados indígenas sonorenses), Padilla Ramos fue invitada a participar en el evento “Féminin Masculin”, enfocado a investigaciones sobre etnias de los estados de Chiapas y Sonora.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, la autora del libro “Los irredentos parias”, hablará sobre las conclusiones a las que ha llegado en su amplia trayectoria estudiando a las y los yaquis.

En entrevista para Cimacnoticias, Raquel Padilla comenta que si bien ella no es una especialista en género, en las fuentes históricas y en la información oral que ha recabado salta a la vista esa construcción teórica.

La investigadora se ha dedicado a estudiar el exilio y deportación de la etnia yaqui, y el papel que jugaron las mujeres en la guerra, como defensoras de la cultura, pero también reformando cartuchos, cargando agua, o a las y los niños.

En su ponencia, Padilla Ramos destaca cómo hay ciertas figuras o papeles desempeñados por las mujeres yaquis, los cuales vienen desde tiempos lejanos de la historia y se han resignificado en el presente.

Ejemplo de esto es el papel de las emisarias o embajadoras de paz desde la época de la Conquista con los primeros enfrentamientos militares entre españoles y yaquis, y en los que los indígenas triunfaron. Sin embargo, la etnia mandaba una comisión o embajada de mujeres a negociar un encuentro de paz con los europeos.

Algunos podrían interpretar como cobardía que manden a las mujeres –comenta la experta–, pero en realidad lo que ocurrió es que el papel de embajadoras de la paz se ha resignificado en el tiempo, y es importante que fueran las mujeres las que lo realizaran.

Incluso en el siglo XX las mujeres yaquis llevan mensajes de paz y son quienes van a negociar los encuentros de paz con el “enemigo”.

Aunque no con mucha frecuencia, vemos a la mujer yaqui en el organigrama militar de la etnia como “coyote”, es decir, encargada de vigilar y salvaguardar los linderos del territorio, de movilizar a la gente en caso necesario, y eso se ha dado hasta la actualidad, agrega la especialista.

Otro papel fundamental es el de las cantoras yaquis. Políticamente muy fuertes, son mujeres de mucha experiencia. En la parte religiosa hacen cantos en latín y a veces en su lengua para las ceremonias religiosas acompañando al temastimol (jefe de la iglesia).

Pero en las asambleas que realizan los yaquis, por ejemplo en la “comunila”, donde se reúnen a debatir y tener sus peroratas muy largas, la mujer que es cantora tiene voz y voto, al grado de que si la autoridad tradicional representada por un hombre dice “ehui” (sí) y ella dice no, la decisión que se impone es la femenina.

Las mujeres yaquis no eligen a los gobernantes, pero en el fondo ellas son las que influyen en los hombres para la elección, afirma Padilla. Su sistema no es de voto directo, sino de consenso, se lleva la palabra, se discute hasta que se llega a acuerdos comunitarios.

Aunque es una asamblea formada por hombres, la mujer cantora es la que mueve las opiniones, dice.

Raquel Padilla ha podido establecer que hay un orgullo yaqui muy profundo respecto de las mujeres, y una defensa de la figura femenina como salvaguarda de esta cultura. Es la que se hace cargo de la crianza de las y los hijos, es la que se encarga de que siga existiendo lo yaqui.

La única cobanahua (gobernadora) yaqui que la especialista ha encontrado en su investigación es Juana Casillas, quien al parecer sirvió al gobierno de Adolfo de la Huerta en la Revolución Mexicana, abusando de su condición como mujer yaqui para conseguirle soldados. Como indígena, les tendía una trampa a sus congéneres y los ponía en el camino de la deportación a Veracruz o Yucatán.

Para la académica del INAH hacen falta muchos estudios sobre las relaciones familiares del pueblo yaqui. Como investigadora –indica– pudo advertir que es el hombre quien tiene la palabra y la mujer queda en segundo término, pero si él no está es la mujer quien habla.

Los espacios de la casa están claramente identificados de acuerdo con los roles. De ahí que la cocina esté dominada por las mujeres.

En la actualidad, para no depender de las dádivas del gobierno la etnia yaqui se encuentra libre de prejuicios para que las mujeres sigan estudiando y se conviertan en profesionistas.

Su necesidad de formar cuadros técnicos que los haga independientes ha permitido que muchas jóvenes yaquis ingresen a las universidades, e incluso continuar estudios de posgrado, finaliza la experta.

13/SNE/RMB

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