viernes, 29 de noviembre de 2019

El contexto del feminicidio en Sonora 2019


Silvia Núñez Esquer
 
Siempre que llega el 25 de noviembre hacemos reflexiones sobre cómo nos encuentra, como nos llega, cómo nos toma ese día internacional de lucha por la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas. 

El 2019 no nos encuentra muy bien. Es el primer año desde que iniciamos con la documentación de casos de feminicidio en que registramos casi un centenar de mujeres y niñas asesinadas en Sonora.

Nos encuentra sorprendidas y dolidas por la muerte violenta de mujeres entrañables que como todas las asesinadas no debieron morir. Mucho menos a manos de hombres cercanos que se aprovecharon de su confianza para acabar de tajo con su proyecto de vida.

Me refiero desde luego a mujeres como Raquel Padilla Ramos, cuyo feminicidio produjo un sismo nacional a través de distintas voces que han exigido justicia y reclaman ¡Ni una menos!

Y es que el día que murió Raquel, otras dos mujeres  fueron asesinadas, y el lunes anterior otras tres, igual que dos de sus niñas y varios niños masacrados. 

Nos horrorizamos cuando tuvimos un jueves negro en mayo, pues bien esa fue una semana negra. Y es que así es la violencia, si no la paramos, escala y escala, hasta que forma parte de nuestras vidas convirtiéndonos a cada una de nosotras en sentenciadas a muerte, violenta claro, sin una fecha específica.

Nos llega este 25 de noviembre sin mecanismos reales de protección con los que podamos sentirnos tranquilas. 

Este 25 de noviembre nos encuentra también con una increíble e irónica situación al interior del campus universitario. 

Las alumnas que valientemente denunciaron acoso y hostigamiento sexual desde años atrás, hoy están siendo denunciadas y procesadas con el propio protocolo que impulsaron buscando acabar con la violencia de género al interior de la Universidad de Sonora. Qué ironía, crearon un mecanismo que hoy es usado en su contra. 

Este 25 de noviembre nos dice que en Sonora también hay desaparecidos y desaparecidas que permanecían en el subsuelo, hasta que llegaron las rastreadoras a descubrir con sus varas y con sus palas que la dignidad de muchas personas ha sido aprisionada bajo la tierra.

Este 25 de noviembre nos toma con un contexto de violencia sexual imparable, para la que no existe indicio alguno de que podrá ser evitada en un futuro inmediato. 

Es más, la lucha es por hacer entender a quienes atienden los casos de violencia, que sin perspectiva de género, será imposible llegar al fondo de las causas para prevenir, atender, sancionar y erradicar todo acto violento contra las mujeres y las niñas. 

Feminicidio

En cuanto al Feminicidio este 25 de noviembre nos encuentra con un ascenso a lugares insospechados de asesinatos de mujeres y niñas con respecto de años anteriores. 

Tan solo de 2018 a 2019 los asesinatos de mujeres subieron en 213 %. Los casos catalogados como feminicidio por la Fiscalía general de justicia del Estado de Sonora aumentaron en 67 %, según los reportes oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública con datos de esa instancia de procuración de justicia. 

El panorama para las mujeres de algunos municipios es desolador, pues se encuentran entre los de mayor incidencia de feminicidio en el país. Son los casos de Nogales, Cajeme, Hermosillo, y San Luis Río Colorado, todos ellos incluidos en la solicitud de Alerta de Violencia de Género de 26 de junio de 2019, presentada por organizaciones del OCNF. 

Pese a que la violencia familiar permanece en primer lugar en tasa de incidencia de llamadas de emergencia al 911 durante 2017, 2018 y 2019, no se ha implementado una política de prevención al respecto. 

Para agravar la situación, el fenómeno de las fosas clandestinas descubiertas por los colectivos de rastreadoras, que del total de personas encontradas sin vida, han revelado más de doce cuerpos de mujeres, auguran un problema descontrolado para el que no se tiene solución institucional. 

No existen mecanismos eficaces de coordinación de las instancias de las mujeres con organizaciones de la sociedad civil con expertise en el tema de violencia contra las mujeres.

Parecería que entre más grave es la violencia contra las mujeres y las niñas, más se relajan las instancias encargadas de garantizar la seguridad y la integridad de las ciudadanas. No decimos que no hagan nada, lo hacen, pero no mucho para proteger la vida y la libertad de las mujeres. 

Nos están matando, nos están violando, nos están corroyendo la vida poco a poco, porque el machismo es corrosivo. Nos discriminan, nos violentan, hacen uso de nuestros cuerpos hasta acabar con ellos. 

Abusan de su poder jerárquico, nos aplastan con reglamentos inequitativos y nos despojan de los propios mecanismos que las propias mujeres hemos impulsado, si no es que son utilizados en nuestra contra. Se apropian de nuestras narrativas para utilizarlas a su conveniencia, y sin rubor alguno para desarrollar una metodología de la simulación. 

 Así nos encuentra el 25 de noviembre, afectadas por el miedo, por el riesgo permanente, por la ausencia de garantías a nuestra integridad. Pero también nos encuentra en un momento de decisión, y sobre todo de unión, de confluencia entre los grupos feministas y eso es esperanzador. 

Resistiendo, convocando, transformando, escuchando, y listas para no dejarnos paralizar de miedo como el patriarcado quisiera. Aquí estamos, el 25 de noviembre nos encuentra, y nosotras lo encontramos a él.  

Congreso del Estado de Sonora, Hermosillo, Sonora, 25 de noviembre de 2019

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