martes, 4 de junio de 2019

El mejor homenaje para las niñas y niños ABC


Silvia Núñez Esquer

El mejor homenaje que México les puede hacer a las niñas y niños que murieron en la Guardería ABC el 5 de junio de 2009 es que crímenes como ese no se vuelvan a repetir. 

Madres y padres afectados trabajaron para que hubiera una legislación que cambiara radicalmente la forma de regular las estancias infantiles y centros de cuidado infantil. Así nació la Ley General de prestación de servicios para la atención, cuidado y desarrollo integral infantil.  

Este 5 de junio al cumplirse una década del fatídico incendio producido por la cadena de corrupción entre el poder político y económico, bien haría el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en anunciar que ha reconsiderado su postura sobre las estancias infantiles. 

Pero de ninguna manera para regresar a lo que nos acostumbraron los gobiernos priístas y panistas de habilitar casas inadecuadas o bodegas inmundas para guardar niños, que proliferaron aprovechando los programas de Sedesol.

Recordemos que durante al menos dos sexenios, esos programas efectivamente, como lo ha denunciado el mandatario, sirvieron de tapadera para actos de corrupción, repitiendo el esquema de la Guardería ABC de incluir niños fantasma en las listas de asistencia, aún que no existieran, pero sí ocuparan un lugar aparente, beneficiando a las y los empresarios de las guarderías llamadas “changarro” por Gustavo Leal.

Atendiendo al interés superior del niño y niña, y siendo congruente con su propuesta de transformar no solo el gobierno, sino el régimen, debería privilegiar el Derecho al cuidado y el Derecho a la educación inicial, dos derechos hasta ahora omitidos en sus discursos.

Eso dejaría fuera del panorama a las estancias infantiles llamadas de Sedesol, así como muchas de las llamadas guarderías subrogadas del propio IMSS. 

El presidente tiene razón cuando descalifica el sistema de estancias infantiles actual, pero no lo contrapone a los derechos de niñas y niños, hasta ahora violados sistemáticamente. Nada menciona de la obligación del Estado mexicano de garantizar que los derechos se cumplan. 

La organización Nuestro legado ABC, constituida por madres y padres de la Guardería ABC, informa que han muerto en estancias infantiles 88 niñas y niños desde lo ocurrido en Hermosillo, Sonora hace diez años. El periodo de los decesos documentados y reportados por Nuestro legado ABC es con corte a febrero de 2019. 

Esto significa que el espíritu del trabajo preventivo de las familias afectadas para que nunca más una niña o niño pierda la vida ni sea mal tratado en un centro de cuidado, ha sido inútil. No escuchamos al presidente decir que construirá Centros de desarrollo infantil de acuerdo a la legislación y supervisados por el Estado mexicano. Solo habla de repartir dinero sin vigilancia.

Por ello, cobra mayor importancia que López Obrador defina su postura sobre el cuidado infantil y la educación inicial, para resarcir la deuda con la población de cero a 6 años de edad. 

Tomar estas dos actividades con la ligereza que hemos visto al equiparar el cuidado profesional con el de familiares que incluso, probablemente ni siquiera tengan, preocupa.

Sobre todo por los antecedentes de lo que ocurrió en Hermosillo hace diez años y que pusieron a México en el mapa mundial como el evento en el que más niñas y niños han muerto por negligencia y omisiones criminales, en donde ciertamente lo que lo sostuvo es la corrupción. 

Los ex presidentes Fox y Calderón fueron los artífices de la explosión de estancias infantiles como negocio redituable. Fox con las subrogadas del IMSS y Calderón con su mejor invento, las estancias de Sedesol. 

Ambos planes de negocio fueron buenos para las y los empresarios. La primera sostenida con recursos del IMSS, y la segunda con presupuesto de Sedesol. Sin supervisión gubernamental, las estancias infantiles resultaban ser el mejor negocio. 

Tan solo en el sexenio de Vicente Fox de 2000 a 2006 tuvieron un crecimiento notorio privilegiando las guarderías subrogadas por sobre las propias del IMSS, que evaluadas por usuarias y por el propio instituto funcionan como Centros de Desarrollo integral, teniendo historial de cero incidentes graves. 

Fox propició que al iniciar y terminar su periodo continuaran las mismas 134 estancias ordinarias, mientras en ese mismo tiempo, las subrogadas eran 765 al iniciar su sexenio, y al terminar ya operaban 1427. 

Calderón hizo lo propio con las Guarderías del Sedesol emulando, pero también superando a su correligionario panista. En enero de 2007 se habían instalado 130 estancias, para mayo del mismo año habían 1500, para julio del mismo año ya operaban 3000, mientras que para julio de 2009 existían 8500 funcionando, y para septiembre de 2018, en el sexenio del priísta Peña Nieto operaban 9315 en todo el país.

De inicio consistía en habilitar casas en los barrios donde las madres de familia no podían aspirar a alguna guardería de instituciones de seguridad social, por contar con trabajos informales, como lo son el trabajo doméstico, la venta de productos de belleza u otros. 

Se trataba de apoyar a alguna mujer del barrio para que cuidara hasta cinco niñas y/o niños, para garantizar al menos que no se quedaran solos. Pero la idea pronto se transformó como lo hacen las prósperas empresas. En 2008 el programa tuvo un presupuesto de 1441 millones de pesos, lo cual afectó 23 programas de salud, educación, desarrollo social, justicia y prevención de violencia para las mujeres.

Por las 49 niñas y niños que nos hacen falta, por los 88 que han muerto dentro de las estancias infantiles de Sedesol desde el 5 de junio de 2009, el presidente debe hacer el mejor homenaje, decirnos cómo va a garantizar que nunca más habrá un ABC. 

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