Silvia Núñez Esquer
El mejor homenaje que México les puede hacer a las niñas y
niños que murieron en la Guardería ABC el 5 de junio de 2009 es que crímenes
como ese no se vuelvan a repetir.
Madres y padres afectados trabajaron para que hubiera una
legislación que cambiara radicalmente la forma de regular las estancias
infantiles y centros de cuidado infantil. Así nació la Ley General de prestación
de servicios para la atención, cuidado y desarrollo integral infantil.
Este 5 de junio al cumplirse una década del fatídico
incendio producido por la cadena de corrupción entre el poder político y
económico, bien haría el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en anunciar
que ha reconsiderado su postura sobre las estancias infantiles.
Pero de ninguna manera para regresar a lo que nos
acostumbraron los gobiernos priístas y panistas de habilitar casas inadecuadas
o bodegas inmundas para guardar niños, que proliferaron aprovechando los
programas de Sedesol.
Recordemos que durante al menos dos sexenios, esos programas
efectivamente, como lo ha denunciado el mandatario, sirvieron de tapadera para
actos de corrupción, repitiendo el esquema de la Guardería ABC de incluir niños
fantasma en las listas de asistencia, aún que no existieran, pero sí ocuparan
un lugar aparente, beneficiando a las y los empresarios de las guarderías
llamadas “changarro” por Gustavo Leal.
Atendiendo al interés superior del niño y niña, y siendo
congruente con su propuesta de transformar no solo el gobierno, sino el
régimen, debería privilegiar el Derecho al cuidado y el Derecho a la educación
inicial, dos derechos hasta ahora omitidos en sus discursos.
Eso dejaría fuera del panorama a las estancias infantiles
llamadas de Sedesol, así como muchas de las llamadas guarderías subrogadas del
propio IMSS.
El presidente tiene razón cuando descalifica el sistema de
estancias infantiles actual, pero no lo contrapone a los derechos de niñas y
niños, hasta ahora violados sistemáticamente. Nada menciona de la obligación
del Estado mexicano de garantizar que los derechos se cumplan.
La organización Nuestro legado ABC, constituida por madres y
padres de la Guardería ABC, informa que han muerto en estancias infantiles 88
niñas y niños desde lo ocurrido en Hermosillo, Sonora hace diez años. El
periodo de los decesos documentados y reportados por Nuestro legado ABC es con
corte a febrero de 2019.
Esto significa que el espíritu del trabajo preventivo de las
familias afectadas para que nunca más una niña o niño pierda la vida ni sea mal
tratado en un centro de cuidado, ha sido inútil. No escuchamos al presidente
decir que construirá Centros de desarrollo infantil de acuerdo a la legislación
y supervisados por el Estado mexicano. Solo habla de repartir dinero sin
vigilancia.
Por ello, cobra mayor importancia que López Obrador defina
su postura sobre el cuidado infantil y la educación inicial, para resarcir la
deuda con la población de cero a 6 años de edad.
Tomar estas dos actividades con la ligereza que hemos visto
al equiparar el cuidado profesional con el de familiares que incluso,
probablemente ni siquiera tengan, preocupa.
Sobre todo por los antecedentes de lo que ocurrió en
Hermosillo hace diez años y que pusieron a México en el mapa mundial como el
evento en el que más niñas y niños han muerto por negligencia y omisiones
criminales, en donde ciertamente lo que lo sostuvo es la corrupción.
Los ex presidentes Fox y Calderón fueron los artífices de la
explosión de estancias infantiles como negocio redituable. Fox con las subrogadas
del IMSS y Calderón con su mejor invento, las estancias de Sedesol.
Ambos planes de negocio fueron buenos para las y los
empresarios. La primera sostenida con recursos del IMSS, y la segunda con
presupuesto de Sedesol. Sin supervisión gubernamental, las estancias infantiles
resultaban ser el mejor negocio.
Tan solo en el sexenio de Vicente Fox de 2000 a 2006
tuvieron un crecimiento notorio privilegiando las guarderías subrogadas por
sobre las propias del IMSS, que evaluadas por usuarias y por el propio instituto
funcionan como Centros de Desarrollo integral, teniendo historial de cero
incidentes graves.
Fox propició que al iniciar y terminar su periodo continuaran
las mismas 134 estancias ordinarias, mientras en ese mismo tiempo, las
subrogadas eran 765 al iniciar su sexenio, y al terminar ya operaban 1427.
Calderón hizo lo propio con las Guarderías del Sedesol
emulando, pero también superando a su correligionario panista. En enero de 2007
se habían instalado 130 estancias, para mayo del mismo año habían 1500, para
julio del mismo año ya operaban 3000, mientras que para julio de 2009 existían
8500 funcionando, y para septiembre de 2018, en el sexenio del priísta Peña
Nieto operaban 9315 en todo el país.
De inicio consistía en habilitar casas en los barrios donde
las madres de familia no podían aspirar a alguna guardería de instituciones de
seguridad social, por contar con trabajos informales, como lo son el trabajo
doméstico, la venta de productos de belleza u otros.
Se trataba de apoyar a alguna mujer del barrio para que cuidara
hasta cinco niñas y/o niños, para garantizar al menos que no se quedaran solos.
Pero la idea pronto se transformó como lo hacen las prósperas empresas. En 2008
el programa tuvo un presupuesto de 1441 millones de pesos, lo cual afectó 23
programas de salud, educación, desarrollo social, justicia y prevención de
violencia para las mujeres.
Por las 49 niñas y niños que nos hacen falta, por los 88 que
han muerto dentro de las estancias infantiles de Sedesol desde el 5 de junio de
2009, el presidente debe hacer el mejor homenaje, decirnos cómo va a garantizar
que nunca más habrá un ABC.
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