VIOLENCIA, CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD
Oaxaca de Juárez, Oax., 26 de junio de 2018
#JusticiaParaSol
Faltan sólo unos días para que termine el proceso
electoral más violento de la historia. Hasta empezamos a perder la
cuenta del número de víctimas en sólo unos meses. Son los tiempos de una
“democracia bajo fuego” sin estar en guerra.
Detrás de cada víctima quedamos muchas más víctimas. La
muerte violenta alcanzó a muchas personas inocentes, tantas que su
sangre ha regado este país doliente donde la palabra justicia y las
voces que la demandamos y reclamamos renunciamos a que quede en desuso,
en la costumbre, en el abismo de la impunidad y de la omisión.
Soy Soledad Jarquín Edgar, la madre de MARÍA DEL SOL
CRUZ JARQUÍN, una joven de 27 años víctima de esa circunstancia letal
que vive México y la corrupción que se empalma con el viento del poder
desmedido y la ambición que podría materializarse sin recato alguno a
través de las urnas.
Ella, mi hija, es parte de esa juventud sacrificada en
este país que desacierta el rumbo para las y los jóvenes, un país
equivocado para ellas y ellos, un país cuyo gobierno ha dado muestras
que no le importan esos muchachos y muchachas sin oportunidades para
consolidar sus proyectos de vida y sus deseos profesionales.
Enviada por su jefe, Francisco Montero López, ahora ex
secretario de Asuntos Indígenas del gobierno de Oaxaca que encabeza
Alejandro Murat Hinojosa, para apoyar con su trabajo como fotógrafa y
videasta y hasta de diseño de propaganda de la campaña política del
candidato del PRI-PVEM-PNA a la presidencia municipal de Juchitán de
Zaragoza, Hageo Montero López. Si ella se negaba perdería su empleo como
jefa del departamento de Comunicación Indígena Intercultural, una
oportunidad que había recibido de manera formal apenas el 1 de enero
pasado, una oportunidad que emocionada había recibido sin saber que
marcaría de manera fatal su destino por el capricho de un político que a
todas luces incurrió en un delito electoral.
Lejos de su fuente de trabajo en una oficina de la
llamada Ciudad Administrativa en Tlalixtac de Cabrera, un municipio
conurbado a la ciudad de Oaxaca, murió en Juchitán de Zaragoza
acribillada junto con la candidata a segunda concejala de ese municipio
ubicado en la región del Istmo de Tehuantepec, Pamela Itzamaray Terán
Pineda y el conductor del vehículo Adelfo Guerra, la madrugada del 2 de
junio.
Lejos de su casa, MARIA DEL SOL, la más pequeña de mis
hijas, fue víctima no sólo de un acto criminal, sino también de la
corrupción que se afanan en cometer algunos funcionarios como Francisco
Montero López para favorecer con recursos públicos, materiales y
humanos, de la Secretaría de Asuntos Indígenas a su hermano Hageo
Montero López, quien este domingo sin pena ni vergüenza alguna pretende
ser electo presidente municipal de Juchitán de Zaragoza, un pueblo
lastimado por los sismos de septiembre pasado, pero más que nada, por la
desgracia de las malas prácticas políticas, hasta el grado de
convertirlo en uno de los 10 primeros municipios más violentos del país.
Tanto el ex funcionario como su hermano, el candidato a
la presidencia municipal del PRI, no tuvieron el valor de comunicarse
conmigo aquella fatídica madrugada del 2 de junio para darme la fatal
noticia, un acto que se espera de cualquier persona con algo de
humanidad en el corazón. Así por horas, MARÍA DEL SOL permaneció en
calidad de “desconocida” en un servicio médico forense “particular”, aun
cuando entre sus pertenencias se encontraba su credencial para votar y
una credencial de la Secretaría de Asuntos Indígenas. Fueron las
preguntas de una compañera de trabajo y las mías las que me llevaron la
mañana de aquel día, que quisiera borrar de mi memoria, a determinar que
una de las victimas del triple asesinato era mi hija.
Por el contrario, Francisco y Hageo Montero López
cometieron más actos de corrupción en las mismas horas en que la
angustia y el dolor consumían mi vida. Pretendiendo eliminar toda prueba
del trabajo que mi hija desarrollaba contra su voluntad para no perder
su trabajo (en un país donde lo que menos tienen las y los jóvenes son
oportunidades), al robar de entre sus pertenencias el equipo de trabajo
propiedad de mi hija -una cámara fotográfica, una cámara de video y su
computadora-.
Hoy a 24 días del 2 de junio no encuentro las palabras
exactas para describir su infame cobardía, que en lugar de limpiar sus
huellas terminaron por ensuciar el crimen que contra ella cometieron.
Como tampoco entiendo la postura del Partido
Revolucionario Institucional, cuyos dirigentes René Juárez Cisneros, en
el ámbito nacional, y Jorge González Ilescas, en el estatal, no han dado
respuesta a una carta que públicamente presenté y les envíe el pasado 7
de junio solicitando se retirara la candidatura de Hageo Montero López a
la presidencia municipal de Juchitán de Zaragoza, como un acto de
congruencia con uno de los principales dichos del candidato presidencial
de ese partido, José Antonio Meade, quien aseguró que no pactaría con
delincuentes. Los hechos demuestran otra cosa.
Por el contrario, en el PRI están convencidos que el
asesinato de mi hija no tendría nada que ver, lo califican como un hecho
aislado, prefieren, como sucede con la Secretaria General del PRI en
Oaxaca, Mariana Nassar Piñeyro, no mirar el fondo fangoso y mal oliente
en que se convierte la utilización y desvío de recursos públicos,
materiales y humanos que laboran para una dependencia del gobierno de
Alejandro Murat, para respaldar con su trabajo profesional, las campañas
políticas de candidatos de su partido, un hecho que la Ley Electoral
tipifica como un DELITO, y lo hacen fieles a su costumbre, pero eso
tiene un nombre: COMPLICIDAD, es crimen organizado.
A priistas como los Montero López, y de otras y otros
que se niegan a cambiar como lo exige la sociedad mexicana, nada les
importa la vida de las personas, creen que pueden disponer de los seres
humanos que jerárquicamente dependen de ellos, son reyezuelos políticos
corruptos e insaciables detrás poder.
Ante los oídos sordos del PRI, ojalá el pueblo de Juchitán no se equivoque este 1 de julio.
Entre tanto, seguiré a través de las vías legales
buscando y clamando justicia para MARÍA DEL SOL, mi pequeña hija cuyos
sueños han sido arrebatados desde el momento en que fue enviada por el
ex secretario de Asuntos Indígenas, Francisco Montero López, para apoyar
la candidatura de su hermano Hageo Montero López.
Si esto no es corrupción, que el PRI me diga cómo se le
llama, porque todavía hay quienes nos negamos a aceptar vivir la
tragedia de ser víctimas de las malas prácticas políticas que llevaron a
MARIA DEL SOL CRUZ JARQUIN a ese destino que ella ni nadie se merecen.
#JusticiaParaSol
Con todo mi dolor
Soledad Jarquín Edgar
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