jueves, 5 de junio de 2014

Justicia denegada



Primera de dos partes

A cinco años continúa impune el crimen de estado contra la niñez mexicana 

Silvia Núñez Esquer 

Hermosillo, Son., 5 junio 2014.- El 5 de junio quedará para la posteridad como el día en que se abrieron las tripas de la corrupción del sistema político mexicano, que alcanzó con sus manos sucias a quienes nunca hubiéramos imaginado: a las niñas y niños.  49 muertes fue el saldo del incendio ocurrido ese día en esta ciudad y que en pocos minutos, como un tsunami de fuego acabó con vidas, con familias, con ilusiones, con todo lo construido amorosamente  antes de las 2:45 de la tarde del 5 de junio de 2009. 

La hora fatal marca el momento en que inició la conflagración que a decir de una de las madres, cuya hija murió a consecuencia de las quemaduras en ochenta por ciento de su cuerpo producidas por el incendio en la guardería ABC, ni siquiera era lumbre lo que ahí se veía. Todo era oscuridad, humo denso y mucho, mucho calor.  

La temperatura derritió todo material que no soporta alta temperatura, quemó piel de niñas y niños, destruyó la retina de algunos de ellos, por lo que si sobrevivían quedarían ciegos. A la fecha, en Hermosillo hay decenas de víctimas con secuelas de quemaduras. Sobreviven, pero algunos con menor suerte, sin algún miembro de su cuerpo. Han aprendido a vivir sin dedos, sin alguna pierna, con injertos en la cara o en alguna otra parte del cuerpo.  

Sus madres y padres han cambiado radicalmente su rutina. Unos por la muerte de algún integrante de la familia, otros porque su existencia se convirtió en una sucesión de viajes a los hospitales Schrinners que atendieron a los sobrevivientes para darles su tratamiento, operaciones, y colocación de prótesis para quienes así lo requieren.  

Han transcurrido cinco años en los que madres y padres han pasado por lo que nunca imaginarían. Algunos reconocen que la de antes, era una vida cómoda, pero desde la muerte de sus pequeños ésta los transformó en activistas permanentes por la búsqueda de justicia. Aprendieron a ponerse en manos de psicólogos y psiquiatras. Se volvieron personas que ingieren medicamentos que antes ni siquiera conocían. Para dormir, para la ansiedad, para la depresión, son algunos de los medicamentos que tuvieron que hacer parte de su botiquín.  

En ese lustro la ciudadanía sonorense también cambió. Aprendió a manifestarse masivamente. Las marchas y caravanas se convirtieron en cotidianas por cada motivo, por cada ofensa, por cada humillación, por el cinismo, por la simulación, por cada una de las mentiras captadas en los discursos de los funcionarios y políticos que sólo hacían promesas.  

El primer año fue una escuela de marchas. La primera, la del 10 de junio reveló una sociedad agraviada, que no estaba dispuesta a quedarse un día más en su casa aceptando lo que para todos es consenso: “Si no se hace justicia por la muerte de 49 niñas y niños no se hará justicia por nada”.  

Los miles que ahí marcharon formaron una gran ola de silencio, de respeto, de solemnidad máxima. Los ojos vidriosos por las lágrimas veían incrédulos las pancartas, las banderas, las personas de todas las clases sociales, de cualquier colonia de la ciudad, todos volcados en silencio en una gran marcha que sin hablar gritaba que en Hermosillo había un gran duelo por lo que había sucedido.  

Al terminar, en el gran mitin realizado en las escalinatas del museo y biblioteca de la Universidad de Sonora, se decidió la segunda marcha, para tres días después. De ahí nadie paró a los manifestantes. Cada noche, en la Plaza Emiliana de Zubeldía personas solidarias, permanecían por horas definiendo la estrategia de apoyo y exigencia de justicia ABC. 

Poco a poco, en la medida que pasaban los días, madres y padres afectados se percataron de que había un grupo de ciudadanas y ciudadanos que trabajaba en su apoyo. Día a día se fueron incorporando uno a uno, hasta que todos los que así lo decidieron ya formaban parte de aquel movimiento civil, que prometió luchar, así le llevara la vida, por una justicia plena en memoria de las niñas y niños caídos en aquella tarde despiadada de junio. 

Así se formó el Movimiento ciudadano por la justicia 5 de junio que después sería asociación civil, formada por una sección de padres y madres afectados por fallecimiento y por lesiones por quemaduras, y por ciudadanas y ciudadanos solidarios. Otros más formarían la agrupación Manos Unidas por nuestros niños, A.C., compuesto por madres y padres de niñas y niños fallecidos, y otros más seguirían en el grupo Salud y Justicia, luchando por mejorar la salud de sus niños que inhalaron humo en el incendio de la guardería ABC, y a quienes el IMSS catalogó como “Niños expuestos”.  

Cada año se caracterízó por algún acontecimiento específico. El primer año sin duda fue de organización ciudadana, de manifestación y repudio a las y los responsables de las muertes y afectaciones en sobrevivientes. Pero también de esperanza por la estrategia de haber solicitado a la Suprema Corte Justicia de la Nación, SCJN, que ejerciera su facultad de investigación, lo que aceptó y realizó con el expediente 1/2009. 

Pero la decepción también llegó por ese lado, pues aunque la comisión investigadora compuesta por los magistrados María del Rosario Mota Cienfuegos y Carlos Ronzon Sevilla, así como el ministro ponente Arturo Saldivar Lelo de Larrea señalaron con nombres a los responsables, particulares y de gobierno, finalmente la votación no favoreció a madres y padres con una resolución vinculante con las demandas por el homicidio de 49 niñas y niños, y las lesiones producidas a más de setenta.  

Entre la investigación, viajes, reuniones para informes parciales, cabildeo, peritaje profesional externo, y la conciencia de que la lucha es contra el poder económico y político del país, transcurrió el primer año de la tragedia, con unos familiares agotados, medicados, enfermos, irritables, incapacitados para trabajar de nuevo, sus vidas se orientaron a un solo objetivo: la justicia para sus hijas e hijos. 

El segundo año fue de enfermedades. Una vez conociendo el dictamen de la SCJN madres y padres decepcionados decidieron seguir luchando, ahora a través de diversas estrategias jurídicas y políticas. La separación entre los grupos quedó más latente. No obstante, sus demandas son las mismas y comparten los mismos males. El enemigo es el mismo: el estado mexicano. La pérdida de sus niñas y niños los hermana para siempre. A madres y padres se les revelaron padecimientos que en circunstancias normales serían improbables por su edad y buen estado de salud que tenían antes del 5 de junio de 2009.  

Depresión encabezando la lista, ansiedad, síndrome metabólico, diabetes, manifestaciones alérgicas cutáneas, pérdida de cabello, son algunas de las enfermedades asociadas a la mutilación afectiva que tuvieron abruptamente. El segundo aniversario produjo más personas incapacitadas. La imposibilidad de llevar un duelo por la muerte de sus hijas e hijos, incrementó sus padecimientos y ha sido una carga extra, pues además de la pérdida, hasta ahora no la han podido vivir como tal, porque no han pestañeado un segundo ni lo harán, en tanto no se castigue la atrocidad. Es un juramento.

Segunda de dos partes 

La marca de la corrupción y el contubernio 

Premios manchados de sangre 

Silvia Núñez Esquer 

Hermosillo, Son., 5 junio 2014.-  Del tercero al quinto año de la tragedia de la guardería ABC ocurrida el 5 de junio de 2009 en esta ciudad, otros factores salieron a relucir. La capacidad de organización de madres y padres dio de qué hablar. El Movimiento 5 de junio se registró como asociación civil y emprendió una especie de cruzada nacional para obligar a todas las estancias infantiles públicas y privadas a ajustarse a una política nacional de cuidado infantil. 

La experiencia vivida en carne propia, les dio energía para trabajar por meses en una propuesta de iniciativa de ley general, sin precedentes en México, pues cada sistema de las llamadas guarderías se guiaba por su propio reglamento. La Ley general de prestación de servicios para la atención, cuidado y desarrollo integral infantil, expedida el 24 de octubre de 2011, fue el resultado de investigación, elaboración, presentación en el Senado de la república, en la cámara de diputados, y de un profundo compromiso con la niñez que en la forma más auténtica nació en estas madres y padres.  

Por su parte, la organización Manos Unidas emprendió la tarea de exigir personalmente al ex presidente Felipe Calderón, así como al candidato, hoy presidente de México, Enrique Peña, para que retomaran su responsabilidad en la impartición de justicia. A través de la Procuraduría General de Justicia, PGR han insistido para que la investigación defina qué fue lo que pasó exactamente para que se produjera un incendio de esas proporciones, destruyendo la guardería ABC, junto con la vida de sus hijas e hijos. 

La diferencia en las versiones ha sido pública. Mientras varios peritajes dicen que éste se produjo por un sobrecalentamiento en un aparato de enfriamiento, otros dicen que fue provocado por una persona, quien habría sido contratado para ese fin, a pesar de que el objetivo no era la estancia infantil, sino el contenido de la bodega de Hacienda contigua al local.  

Sin embargo, no ha sido eso lo que ha retrasado la justicia, sino el litigio de cada uno de los acusados, quienes han contratado despachos de abogados de renombre nacional para salir absueltos del caso. Por ahora son dos los dueños de la guardería quienes han resultado exonerados, Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, y Antonio Salido Suárez, por no tener la “obligación” del cuidado de las niñas y niños, pues “sólo eran socios capitalistas”. 

Por su parte, tres han sido las supervisoras del IMSS que han sido detenidas y permanecieron temporalmente en el centro de readaptación número uno de Hermosillo: Irma Crescencia Días, Delia Botello y Yadira Barreras, quienes también se encuentran libres.  

Funcionarios mencionados en la investigación de la SCJN como el ex gobernador Eduardo Bours, Ernesto Gándara, Juan Molinar Horcasitas, y Karla Rochin, entre otros, ni siquiera fueron llamados a declarar. Peor aún, la Organización de Naciones Unidas otorgó un premio por el programa de estancias infantiles al ex presidente Calderón, en julio de 2012 ante lo cual madres y padres protestaron enérgicamente afirmando que ese premio está  “manchado con la sangre de nuestros hijos”. 

Esos tres años también marcaron varias formas de difundir el caso cada vez en sitios y en formas más diversas. El  documental ABC nunca más de Pedro Ultreras fue el primero en su género en internacionalizar la situación de las familias y las secuelas en sus vidas.  

El estreno se realizó en la ciudad de Nueva York con la presencia de los protagonistas, y después continuó con una serie de proyecciones en la cineteca nacional para después ser incluido en la cartelera del cine comercial de varias ciudades de México.  

En tanto, los impulsores de la nueva ley de estancias infantiles, conocida como Ley 5 de junio continuaron la cruzada nacional, impulsando el reglamento a la Ley general, detenido por el ex mandatario federal, quien finalmente cumplió su responsabilidad y lo publicó el 24 de abril de 2012, fuera del tiempo estipulado, y sólo por la presión que el Movimiento 5 de junio hizo en medios y personalmente en las instancias correspondientes.  

Pero no se quedaron ahí. De inmediato empezaron a impulsar las leyes estatales, siendo la de Sonora la primera de éstas. Aquí también se dio una serie de reuniones de cabildeo con la comisión encargada de dictaminar la ley, pues ante lo novedoso de la misma, el congreso local discutía cuestiones que para madres y padres les parecían intrascendentes, mientras que lo verdaderamente profundo no se plasmaba en el texto.  

Al mismo tiempo iniciaron el acercamiento con las nuevas autoridades del IMSS para iniciar de inmediato la implementación de la nueva ley en las estancias de responsabilidad de ese instituto. Se convirtieron en vigilantes a través del ejercicio ciudadano de contraloría social que empezó a ser parte de sus labores, para lo cual recibieron capacitación de académicas solidarias interesadas en el tema de la justicia social.  

Campañas en redes sociales de internet y entrega de folletos a usuarias de estancias infantiles, formaron parte de la difusión.  

Las marchas de aniversario reforzaron la certeza de que la sociedad sonorense hizo suyo el caso ABC. La concurrencia calculada por autoridades en alrededor de veinte mil personas en cada una de ellas, nos habla de lo insólito que pueden resultar los movimientos sociales ante una afrenta de este tamaño. La lección que nos deja es conocer lo que puede llegar a provocar una sola cosa: la indignación.  

Las formas de manifestarse tanto de afectados como de grupos solidarios también se hicieron presentes. En el tercer aniversario la sorpresa mayúscula la dio una asociación de transporte que decidió destinar el área de publicidad de 50 camiones urbanos para honrar a cada una de las 49 niñas y niños fallecidos en la guardería ABC, y uno más al grupo completo. Para afectados y ciudadanía ver esos rostros amplificados por las calles de Hermosillo, era el recordatorio puntual de la justicia denegada. 

Los anuncios espectaculares fueron otra de las herramientas utilizadas por madres y padres para echar en cara a las autoridades que ellos no tendrían límite en su exigencia de justicia. Y aunque esa estrategia fue propia del primer aniversario, algunos padres continuaron con ella en los siguientes.  

En ese contexto de impunidad y lucha, más de doce madres de niñas y niños fallecidos decidieron embarazarse de nuevo, y hoy día cuentan con un nuevo integrante de la familia, e incluso con dos. Pero su nueva organización familiar no ha disminuido su deseo de justicia.  

Por el contrario, esto les ha dado más energía y sobre todo un poco de felicidad ante tanta tristeza y desencanto. Saben que la lucha será larga, y lo más probable se termine definiendo en organismos internacionales. Y es que madres y padres han llegado a la conclusión de que la justicia para su caso ha sido denegada en México. Cumplirán con el requisito de ir todas las instancias necesarias para robustecer su expediente, pues la única sentencia para que haya justicia vendrá de afuera, y eso, será lo único que premiará su paciencia.

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