A un mes del asesinato de Marisela Escobedo

¡NI UNA MUERTA MÁS!

Fuiste tú el sitio del crimen,
quién me volvió clandestina melodía,
a quien contemplo mezclada de imágenes
(...) para ver mi sombra.

 Susana Chávez (1974-2011)

Z. Margarita Bejarano Celaya

Escribo consternada, las lágrimas se asoman sin llamarlas, las noticias devastan, desgarran y minan el de por sí poco entusiasmo que apareja al nuevo año. El ambiente de violencia ha rebasado todo límite. Cuando se cree que el dolor y la injusticia son ya insoportables, viene otra embestida que cimbra, pero hace sacar nuevas fuerzas del ejemplo de las mujeres caídas y de las que no callan, no se rinden y no reculan ante la intimidación. La  ciudadanía no ha salido del luto por el cobarde asesinato de Marisela Escobedo cuando recibe la noticia del feminicidio de Susana Chávez, poeta y activista pro derechos de las mujeres.

Ninguna mención es innecesaria, pese a que la terrible historia que vivió Marisela Escobedo y su trágico desenlace ha sido publicada, ningún recordatorio de su lucha está de más a un mes de su muerte. En 2008, su hija Rubí Marisol Frayre E. -de 16 años y madre de una niña- murió a manos de Rafael Barraza, su pareja sentimental. Después, las autoridades se burlaron del dolor de Marisela y del estado de derecho al absolver de toda culpa al criminal feminicida. Incansable, ejemplo de resistencia y de valentía, Marisela encontró al asesino, quien confesó el crimen y dio detalles para localizar el cuerpo de Rubí. Escobedo mostró más eficiencia que las propias instituciones encargadas de impartir justicia; tras un segundo juicio en mayo de 2010, Barraza fue sentenciado a 50 años por su crimen, pero a la fecha no ha sido aprendido. Marisela denunció amenazas de parte de Barraza y fue asesinada frente al palacio de gobierno de Chihuahua mientras demandaba su derecho a la justicia y a la no violencia institucional. 

 El pasado 6 de enero la creadora de la frase “Ni una muerta mas”, Susana Chávez, fue asesinada. Aunque las autoridades han arrestado a tres sospechosos, por la violación, mutilación y muerte de Susana, la noticia de su feminicidio se dio a conocer cuatro días despúes. El fiscal de Chihuahua, Carlos Manuel Salas, ha declarado que se trató de un ‘encuentro desafortunado’ entre Susana –de 36 años- y tres menores de edad que no conocía, y con quienes ‘ingenuamente’ se fue a beber. A quién creen que engañan. No suena totalmente ilógico que la activista, con su conocimiento del clima de violencia y su experiencia, se pusiera voluntariamente en la boca del lobo.

Los detalles que marcan el feminicidio de Susana es un tiro cantado directo a las mujeres que alzan su voz para visibilizarse como sujetas de derecho y hacer visibles a quienes no pueden hacerlo. En México la vida de ciudadanas consientes y productivas como Rubí, Marisela, Susana y otras tantas muertas y vivas, no vale nada. Las mujeres que han hecho de estas muertes su causa: las defensoras de los derechos de las mujeres, están en la total indefensión. Si las activistas leen cuidadosamente este suceso entienden que los poderes fácticos, el crimen organizado, las instituciones misóginas y la cultura androcétrica van contra ellas. Se trata también una advertencia a la ciudadanía en general: en México rige un estado de no garantías, de no derecho, por lo tanto no te quejes y no te manifiestes o perderás la vida en ello y pondrás en riesgo la de tus seres amados.

Cómo defenderse cuando eres vulnerable entre los vulnerables, cuando la violencia permea, cuando no se admiten argumentos, cuando no se razona, cuando el hartazgo  se apodera de las  los otros, de quienes no escuchan, no respetan, de quienes temen al cambio y no creen en la existencia de un tiempo mejor. En el legado de estas mujeres está la respuesta: no hay que callar, no hay que temer, hay que defender la posibilidad de que otro mundo nos es posible "(...) ahora siento vacío, desamparo e impotencia, supongo que como muchos. Pensar en mejorías para mí está en verde, pero la esperanza la tengo...” (Susana Chávez).

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